La idea de Eurasia. El eurasianismo como camino hacia una multipolaridad real

Los cambios en el significado original del eurasianismo

Diferentes términos pierden su sentido original a través del uso diario a lo largo de muchos años. Nociones fundamentales tales como el socialismo, el capitalismo, la democracia, el fascismo, han cambiado profundamente. De hecho, se han vuelto banales.

Los términos “eurasianismo” y “Eurasia” también tienen algunas incertidumbres porque son nuevos, pertenecen a un nuevo lenguaje político y el contexto intelectual al que pertenecen sólo se está creando en la actualidad. La idea de Eurasia refleja un proceso dinámico muy activo. Su significado se ha vuelto más claro a lo largo de la historia, pero tiene que seguir desarrollándose.

El eurasianismo como una lucha filosófica

La idea euroasianista representa una revisión fundamental de la historia política ideológica, étnica y religiosa de la humanidad, y ofrece un nuevo sistema de clasificación y de categorías que supera los clichés estándar. La teoría eurasianista comprende dos etapas – un periodo formativo del eurasianismo clásico a principios del siglo XX por parte de intelectuales inmigrantes rusos (Trubeckoy, Savickiy, Alekseev, Suvchinckiy, Iljin, Bromberg, Hara-Davan etc.) seguido por las obras históricas de Leonid Gumilev y, por último, la constitución del neo-eurasianismo (segunda mitad de los años 80 del s. XX hasta la actualidad).

Hacia el neo-eurasianismo

La teoría clásica de Eurasia, sin duda, pertenece al pasado y se puede clasificar correctamente en el marco de las ideologías del siglo XX. El eurasianismo clásico puede haber pasado, pero el neo-eurasianismo se ha dado un segundo nacimiento, un nuevo sentido, escala y significado. Cuando la idea eurasianista surgió de sus cenizas, se hizo menos evidente, pero desde entonces se ha puesto de manifiesto su potencial oculto. A través del neo-eurasianismo, toda la teoría eurasianista ha recibido una nueva dimensión. Hoy no se puede pasar por alto el gran período histórico del neo-eurasianismo y debemos tratar de comprenderlo en su contexto moderno. Además, vamos a describir los diversos aspectos de esta noción.

El eurasianismo como una tendencia global; la globalización como cuerpo principal de la historia moderna

En un sentido amplio, la idea eurasianista e incluso Eurasia como concepto no corresponden estrictamente a los límites geográficos del continente euroasiático. La idea de Eurasia es una estrategia a escala global que reconoce la objetividad de la globalización y el fin de las “naciones-estados” (Estados-nación), pero al mismo tiempo ofrece un escenario diferente a la globalización, del cual no resulta un mundo unipolar o un único gobierno mundial. En su lugar, ofrece varias zonas globales (polos). La idea eurasianista es una versión alternativa o una versión multipolar de la globalización, pero la globalización es actualmente el proceso mundial más fundamental que está decidiendo el vector principal de la historia moderna.

Paradigma de la globalización – paradigma del atlantismo

El Estado-nación de hoy se está transformando en un estado global; estamos frente a la constitución de sistemas de gobiernos planetarios dentro de un sistema económico y administrativo único. Creer que todas las naciones, clases sociales, y modelos económicos pueden súbitamente comenzar a cooperar con la base de esta nueva lógica mundial es un error. La globalización es unidimensional, un fenómeno univectorial que trata de universalizar el punto de vista occidental (anglosajón, norteamericano) acerca de la mejor manera de manejar la historia humana. Es (muy a menudo relacionada con la represión y la violencia) la unificación de las diferentes estructuras socio-políticas, étnicas, religiosas y nacionales, en un solo sistema. Es una tendencia histórica occidental y europea que ha alcanzado su punto máximo durante la dominación de los Estados Unidos.

La globalización es la imposición del paradigma atlántico. La globalización como atlantismo trata absolutamente de evitar esta definición. Los defensores de la globalización argumentan que cuando no haya alternativa al atlantismo dejará de haber atlantismo. El filósofo y político F. Fukuyama escribe sobre el “fin de la historia”, que en realidad significa el fin de la historia geopolítica y del conflicto entre el atlantismo y el eurasianismo. Esto apunta a una nueva arquitectura de un sistema global sin oposición y con un solo polo, el polo del atlantismo. También podemos referirnos a él como el Nuevo Orden Mundial. El modelo de oposición entre dos polos (Oriente-Occidente, norte-sur) transforma el modelo centro-periferia (Centro – Occidente, “Norte rico”; periferia-sur). Esta variante de la arquitectura mundial es completamente ajena al concepto del eurasianismo.

La globalización unipolar tiene una alternativa

Hoy en día el Nuevo Orden Mundial no es más que un proyecto, plan o tendencia. Es muy grave, pero no fatal. Los partidarios de la globalización niegan cualquier plan alternativo para el futuro, pero hoy estamos experimentando un fenómeno a gran escala, la contra-globalización, y la idea eurasinista coordina a todos los oponentes de la globalización unipolar de una manera constructiva. Además, ofrece la idea concurrente de la globalización multipolar (o globalización alternativa).

El eurasianismo como pluriverso

El eurasianismo rechaza el modelo de mundo centro-periferia. En lugar de ello, la idea eurasianista sugiere que el planeta consiste en una constelación de espacios de vida parcialemente abiertos los unos a los otros. Estas áreas no son estados nacionales, sino una coalición de estados, reorganizados en federaciones continentales o “imperios democráticos” con un alto grado de autonomía interna. Cada una de estas áreas es multipolar, incluyendo un complicado sistema de factores étnicos, culturales, religiosos y administrativos.

En este sentido global, el eurasianismo está abierto a todos, no tiene en cuenta el lugar de nacimiento, la residencia, la nacionalidad o la ciudadanía de alguien. El eurasianismo ofrece una oportunidad de elegir un futuro diferente del cliché del atlantismo y de un sistema de valores para toda la humanidad. El eurasianismo no se limita a buscar el pasado o a preservar el statu quo, sino que lucha por el futuro, reconociendo que la estructura actual del mundo necesita cambios radicales, que los estados-nación y la sociedad industrial agotaron todos sus recursos. La idea eurasianista no ve la creación de un gobierno mundial sobre la base de los valores democrático-liberales como la única vía para la humanidad. En su sentido más básico, el eurasianismo en el siglo XXI se define como la adhesión a un mundo multipolar.

El atlantismo no es universal

El eurasianismo rechaza absolutamente el universalismo del atlantismo y del americanismo. El modelo de Europa occidental y Norteamérica tiene muchas características atractivas que se pueden adoptar y elogiar, pero como un todo no es más que un sistema cultural que tiene el derecho a existir en su propio contexto histórico, junto con otras civilizaciones y sistemas culturales.

La idea eurasianista protege no sólo los sistemas de valores anti-atlánticos, sino la diversidad de estructuras de valores. Es una especie de “poliverso” que proporciona un espacio de vida para todo el mundo, incluyendo los EE.UU., y el atlantismo, junto con otras civilizaciones, porque el eurasianismo también defiende las civilizaciones de África, ambos continentes americanos, y el área del Pacífico, paralelamente a la madre tierra euroasiática.

La idea eurasianista promueve una idea revolucionaria mundial

La idea eurasianista a una escala global es un concepto revolucionario mundial, llamado a ser una nueva plataforma para la comprensión mutua y la cooperación para un gran conglomerado de diferentes poderes: estados, naciones, culturas y religiones, que rechazan la versión atlántica de la globalización.

Si nos fijamos en las declaraciones e informes de distintos políticos, filósofos e intelectuales veremos que la mayoría de ellos se adhieren (a veces inconscientemente) a la idea eurasianista.

Si pensamos en todos aquellos que están en desacuerdo con el “fin de la historia”, nuestro ánimo aumentará y el fracaso del concepto norteamericano de seguridad estratégica para el siglo XXI, conectado con el mundo unipolar que constituye, será mucho más realista.

El eurasianismo es la suma de obstáculos naturales, artificiales, objetivos y subjetivos en el camino de la globalización unipolar; ofrece una oposición constructiva y positiva a la globalización en lugar de una simple negación.

Estos obstáculos, sin embargo, permanecen sin coordinación por ahora, y los defensores del atlantismo son capaces de maniobrar con facilidad. No obstante, si estos obstáculos de alguna manera pueden ser incorporados en una fuerza común, integrarán algo unido y la probabilidad de victoria serán mucho más seria.

El eurasianismo como el Viejo Mundo (continente)

El Nuevo Mundo es una parte del Segundo Viejo Mundo o, en un sentido más específico y estrecho de la palabra, el eurasianismo es aplicable a lo que llamamos el Viejo Mundo. La noción del Viejo Mundo (tradicionalmente relacionada con Europa) puede considerarse en un contexto mucho más amplio. Es un super espacio multi-civilizacional, habitado por naciones, estados, culturas, etnias y religiones conectadas entre sí histórica y geográficamente por un destino dialéctico. El Viejo Mundo es un producto orgánico de la historia humana.

El Viejo Mundo a menudo se opone al Nuevo Mundo, el continente americano, descubierto por los europeos y transformado en una plataforma para una civilización artificial, donde se crearon los proyectos europeos del modernismo. Se construyó sobre ideologías producidas por el hombre como una civilización purificada del modernismo.

Los Estados Unidos fue la posterior creación de la “sociedad perfecta”, formada por intelectuales de Inglaterra, Irlanda y Francia, mientras que los países del Sur y América Central permanecieron como colonias del Viejo Mundo, y Alemania y Europa del Este fueron menos influidas por esa idea de una “sociedad perfecta”.

En términos de Oswald Spengler, el dualismo entre el Antiguo y el Nuevo Mundo puede ser llevado a los opuestos: cultura-civilización, orgánico-artificial, histórico-técnico.

El nuevo mundo como Mesías

Como un producto histórico de Europa Occidental durante su evolución, el Nuevo Mundo se dio cuenta de este destino de “mesías” demasiado pronto, cuando los ideales de la democracia liberal de la Ilustración se combinaron con las ideas escatológicas de la secta protestante radical. Esto se llamó teoría del Destino Manifiesto, convirtiéndose en el nuevo símbolo de fe para generaciones de estadounidenses. De acuerdo con esta teoría, la civilización norteamericana superó a todas las culturas y civilizaciones del Viejo Mundo y, en su forma universal actual, es obligatoria para todas las naciones del planeta.

Con el tiempo, esta teoría se enfrentó directamente, no sólo con las culturas de Oriente y Asia, sino que entró en conflicto con Europa, que a los estadounidenses les parecía arcaica y llena de prejuicios y tradiciones anticuadas.

A su vez, el Nuevo Mundo se alejó de la herencia del Viejo Mundo. Inmediatamente después de la Segunda Guerra Mundial, el Nuevo Mundo se convirtió en el líder indiscutible en la propia Europa con los “criterios de verdad” de otros. Esto inspiró una correspondiente ola de dominio estadounidense y, paralelamente, el comienzo de un movimiento que busca la liberación del brutal control geopolítico, transoceánico, estratégico, económico y político del “hermano mayor”.

La integración del continente euroasiático

En el siglo XX, Europa se dio cuenta de su común identidad y paso a paso comenzó a moverse hacia una unión común, capaz de garantizar la plena soberanía, la seguridad y la libertad para sí misma y para todos los miembros.

La creación de la Unión Europea se ha convertido en el evento más importante que ayudó a Europa a recuperarse de su condición de potencia mundial junto a Estados Unidos. Esa fue la respuesta del Viejo Mundo al desafío excesivo del Nuevo Mundo.

Si tenemos en cuenta la alianza de los EE.UU. y Europa Occidental como vector atlántico de desarrollo europeo, la integración europea bajo los auspicios de los países continentales (Alemania, Francia) puede llamarse un eurasianismo europeo. Esto se hace más y más evidente si tenemos en cuenta la teoría de la Europa desde el Atlántico hasta los Urales (de Gaulle) o incluso hasta Vladivostok. En otras palabras, la integración del Viejo Mundo incluye el vasto territorio de la Federación Rusa.

Por lo tanto, el eurasianismo en este contexto puede definirse como un proyecto de integración estratégico, geopolítico, y económico del norte del continente euroasiático, considerado la cuna de la historia europea y la matriz de las naciones europeas.

Paralelamente a Turquía, Rusia (al igual que los antepasados de los europeos) está conectado históricamente con las naciones túrquicas, mongolas y caucásicas. Rusia da a la integración de Europa una dimensión euroasiática en ambos sentidos, simbólico y geográfico (identificación de eurasianismo con continentalismo).

Durante los últimos siglos, la idea de la integración europea ha sido propuesta por la facción revolucionaria de las élites europeas. En la antigüedad, intentos similares fueron hechos por Alejandro Magno (la integración del continente euroasiático) y Genghis Khan (el fundador del imperio más grande de la historia).

Eurasia como Tres Grandes Espacios de vida integrados a través de meridianos; los Tres cinturones de Eurasia (Zonas meridianos)

El vector de integración horizontal es seguido por un vector vertical.

Los planes eurasianistas para el futuro suponen la división del planeta en cuatro cinturones verticales (zonas meridianos) de norte a sur.

Ambos continentes americanos formarán un espacio común orientado y controlado por los EE.UU. en el marco de la Doctrina Monroe. Esta es la zona del meridiano del Atlántico.

Además de la zona antedicha, se han previsto otros tres. Son las siguientes:

• Euro-Africana, con la Unión Europea como su centro.
• Zona Rusia-Asia Central.
• Zona del Pacífico.

Dentro de estas zonas se llevará a cabo la división regional del trabajo y la creación de áreas de desarrollo y corredores de crecimiento.

Cada uno de estos cinturones (zonas meridianos) harán de contrapeso entre sí y todos ellos juntos harán de contrapeso a la zona meridiano del Atlántico. En el futuro, estos cinturones pueden ser la base sobre la cual construir un mundo multipolar: el número de polos será mayor que dos, sin embargo, su número será mucho menor que el número actual de Estados-nación. El modelo eurasianista propone que el número de polos debe ser cuatro.

Las zonas meridiano en el proyecto de Eurasia se componen de varios “grandes espacios” o “imperios democráticos”. Cada uno tiene una relativa libertad e independencia, pero se integra estratégicamente en una zona meridiano correspondiente.

Los grandes espacios corresponden a los límites de las civilizaciones e incluyen varios estados-nación o uniones de estados.

La Unión Europea y el Gran Espacio árabe, que integran el Norte de África, el África Trans-Sahariana y Oriente Medio, forman Euro-África.

La zona de Rusia- Asia central está formado por tres Grandes Espacios que a veces se solapan entre sí. El primero es la Federación de Rusia, junto con varios países de la CEI, miembros de la Unión Euroasiática. El segundo es el gran espacio continental del Islam (Turquía, Irán, Afganistán, Pakistán). Los países asiáticos se cruzan con los de la CEI en esta zona.

El tercer gran espacio es Hindustan, que es un sector auto-dependiente de civilización.

La zona del meridiano del Pacífico está determinada por un condominio de dos grandes espacios (China y Japón) y también incluye Indonesia, Malasia, Filipinas y Australia (algunos investigadores la conectan con la zona del meridiano de América). Esta región geopolítica es un verdadero mosaico y se puede diferenciar a través de muchos criterios.

La zona del meridiano americano consta de los Grandes Espacios estadounidense-canadiense, Central y de América del Norte.

Importancia de la cuarta zona

La estructura del mundo basada en zonas de meridiano es aceptada por la mayoría de los geopolíticos estadounidenses que buscan la creación de un nuevo orden mundial y una globalización unipolar. Sin embargo, uno de los obstáculos es la existencia del espacio meridiano de Rusia-Asia Central: la presencia o ausencia de este cinturón cambia radicalmente el panorama geopolítico del mundo.

Los futurólogos atlantistas dividen el mundo en las tres áreas siguientes:

• Polo de Estados Unidos, con la Unión Europea y su rango periférico cercano (Euro-África como una excepción) y
• Las regiones de Asia y el Pacífico como su rango periférico lejano.
• Rusia y Asia central son fraccionadas, pero sin esto como una zona meridiano independiente, nuestro mundo es unipolar.

Esta última zona meridiano contrarresta la presión norteamericana y ofrece a la zona europea y a la zona del Pacífico la capacidad de actuar como polos de civilización auto-dependientes.

El verdadero equilibrio multipolar, la libertad y la independencia de los cinturones de los meridianos, los Grandes espacios y los estados-nación, dependen del éxito de la creación de la cuarta zona. Por otra parte, no es suficiente con ser un único polo en un modelo bipolar del mundo: el rápido progreso de los Estados Unidos de América puede ser contrarrestado sólo por la sinergia de las otras tres zonas meridiano. El proyecto eurasianista propone este proyecto de cuatro zonas a un nivel geopolítico estratégico.

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El eurasianismo como Weltanschauung

La última definición del eurasianismo caracteriza una Weltanschauung específica: una filosofía política que combina tradición, modernidad, e incluso elementos de la posmodernidad. Esta filosofía tiene como prioridad la sociedad tradicional; reconoce el imperativo de la modernización técnica y social (sin separarse de la cultura tradicional); y se esfuerza por adaptar su programa ideológico a la sociedad postindustrial, de la información, llamada posmodernismo. El posmodernismo elimina formalmente las posiciones contrarias de la tradición y el modernismo, desmontándolas y equiparándolas. El postmodernismo eurasianista, por el contrario, promueve una alianza de la tradición y la modernidad como un impulso constructivo, optimista, enérgico, hacia la creación y el crecimiento. La filosofía eurasianista no niega las realidades descubiertas por la Ilustración: la religión, la nación, el imperio, la cultura, etc. Al mismo tiempo, los mejores logros de la modernidad se utilizan ampliamente: los avances tecnológicos y económicos, las garantías sociales, la libertad del trabajo. Los extremos se tocan entre sí, fundiéndose en una teoría unificadora armoniosa y original, inspirando ideas frescas y soluciones nuevas para los problemas eternos que la gente ha enfrentado a lo largo de la historia.

El eurasianismo como una filosofía abierta

El eurasianismo es una filosofía abierta, no dogmática, que puede ser enriquecida con nuevos contenidos: la religión, los hallazgos sociológicos y etnológicos, geopolíticos, económicos, la geografía nacional, la cultura, la investigación estratégica y política, etc. Además, la filosofía eurasianista ofrece soluciones originales en contextos específicos culturales y lingüísticos: el eurasianismo ruso no será el mismo que en las versiones francesa, alemana, o iraní. Sin embargo, el marco principal de la filosofía permanecerá invariable.

Principios del eurasianismo

Los principios básicos del eurasianismo son los siguientes:

• El diferencialismo, la pluralidad de sistemas de valores frente a la dominación convencional obligatoria de una ideología (primero y ante todo la democracia liberal estadounidense);
• La tradición versus la supresión de las culturas, dogmas y descubrimientos de la sociedad tradicional;
• Los derechos de las naciones frente a los “billones de oro”* y la hegemonía neocolonial del “Norte rico”;
• Las etnias como valores y sujetos de la historia frente a la despersonalización de las naciones, encarceladas en construcciones sociales artificiales;
• La justicia social y la solidaridad humana frente a la explotación y la humillación del hombre por el hombre.

 

Nota de la traducción:

*El “Billón de oro” (en ruso: золотой миллиард), en el mundo ruso parlante, es un término que hace referencia a las personas relativamente ricas en países industrialmente desarrollados, o en Occidente.

Fuente: Katehon