Trump: reconocimiento como "príncipe de este mundo"

Trump ya nos ha dado muchas sorpresas. Y nos trae nuevas cada vez. Inicialmente, fue rechazado por el establishment estadounidense, pero él decidió entonces desafiarlo, y construyó su campaña electoral sobre el anti-globalismo. La sorpresa fue que se aventuró a dar tal paso, pero todavía más lo fue - una sorpresa aplastante esta vez - el que se convirtiera finalmente en presidente de los Estados Unidos: POTUS. Casi nadie esperaba esto. Sorpresa.

Al llegar a la Casa Blanca, comenzó a parecer débil y vacilante, entregando uno tras otro a sus partidarios bajo la tormenta de las críticas de los demócratas y de los medios corporativos. Sus oponentes, sintiendo su flaqueza, comenzaron a preparar la situación para su impeachment. El acento principal fue puesto en una "huella rusa" puramente imaginaria. Trump parecía estar confundido y a la defensiva.

Bajo el ataque de una típica campaña de noticias falsas sobre el supuesto "ataque químico" de Assad, Trump ordenó un ataque de Tomohawk contra la base aérea del gobierno sirio. Y esto fue una sorpresa también, porque un paso tal era absolutamente incoherente con toda su campaña electoral. Ahora parecía que había sido secuestrado por el Pantano y que está listo para convertirse en un títere en manos del CFR y de los neocons, como Obama o Bush Jr. (y antes, Bill Clinton).

Pero aquí llegó una sorpresa (una vez más): Trump despidió al director del FBI, Comey. Estando bajo el control total del Pantano, nunca habría hecho esto. Entonces, Trump habla con el ministro ruso de Relaciones Exteriores, Serguei Lavrov, durante dos horas y deja al presidente de Turquía, Erdoğan, tras 15 minutos de conversaciones. ¿Qué fue eso? ¿Un paso impredecible? ¿Puede ser un retorno a su agenda realista no intervencionista de la campaña electoral? El hecho de que Trump no abandonara finalmente a Steve Bannon fue otra buena señal en esta dirección semántica.

Pero eso no fue el final de las sorpresas, sino más bien el comienzo.

Ahora Trump está haciendo su primera gira por el extranjero. Y de nuevo una sorpresa. La primera visita extranjera esta vez no es a México y a los países de América Latina, como es costumbre de los presidentes norteamericanos, y no a Rusia, por ejemplo, sino a Arabia Saudí, el país que es el principal patrocinador del ISIS y del terrorismo islámico. ¿Con qué lógica estamos tratando aquí? Ni el Trump número 1, ni el Trump número 2. ¿Quién es usted, Sr. Trump?

Pero esto no es el final de las sorpresas: 50 países del mundo islámico se inclinan en Riad a los pies de Trump y le traen un juramento de vasallaje, de fidelidad. Luego, Trump firma un contrato por 100 mil millones de dólares para las necesidades militares de Arabia Saudí (es decir, para las necesidades del ISIS) y otros 200 mil millones para más tarde. Por esto, los saudíes podrían permitir que la esposa y la hija de Trump no sólo no llevaran un pañuelo, sino también que acudieran en bikini a la recepción real.

Después de eso, Trump baila la danza con sables wahhabí, la danza de la jihad salafista, y da un discurso en el cual es glorificado el Islam pro-americano. Los líderes de los Estados islámicos a los pies de Washington.

Y al día siguiente, una visita a Israel. Algunos rabinos calcularon en el 45 presidente de Estados Unidos el nombre cabalístico de "Adán", y proclamaron a Trump Moshiach. El Islam a los pies de Trump. Y luego Israel cae a los mismos pies.

Y luego la OTAN y los Siete Grandes caerán a sus pies también. Sí, también el Papa, él también se inclinará luego a los pies del 45 POTUS: Donald Trump Primero.

Salió para su primera visita como un principiante excéntrico impredecible y un outsider en la política estadounidense, con su posición temblando bajo la amenaza de un impeachement. A su regreso a la Casa Blanca tiene todas las posibilidades para ser reconocido como el "príncipe de este mundo": "princeps hujus mundi".

Y esta vez esto una verdadera sorpresa. Ahora, si los enemigos personales de Trump son reconocidos como "espías rusos" y enviados a la cárcel nadie se asombrará. Por otra parte, los oligarcas rusos que apostaron por Hilary, por supuesto, han dejado huellas en su apoyo político y financiero. Hilary corrupta. En efecto. Esta vez la huella rusa es mucho más real.

Con el hecho de que Marine Le Pen en Francia mostrara un resultado bastante débil, y de que Irán eligiera al presidente de la occidentalización, la situación bien puede llegar a ser muy difícil en un futuro muy cercano.

Por supuesto, una vez que hemos visto tantas sorpresas ya, pueden seguir otras, pero hasta ahora las cosas son cada vez más aterradoras.