La nueva doctrina de Putin

Las críticas que ha dirigido Putin en contra el capitalismo, además de toda una serie de declaraciones que ha hecho el jefe de Estado ruso recientemente, tienen un claro contenido ideológico.
Putin siempre ha sido muy pragmático y realista, y por eso se ha mantenido lo más alejado posible de cualquier clase de conflicto ideológico. Su gobierno se ha caracterizado por la ausencia de lineamientos claros y en su lugar se ha distanciado de esta clase de discusiones. De hecho, la absoluta ambigüedad de Rusia Unida tiene que ver mucho con esta clase de distanciamientos, pues las ideas han sido sustituidas por medio de agujeros negros.
Todo este le convenia mucho Putin, ya que no interfería con su gobierno y le permitía un gran margen de libertad. Pero ahora ha comenzado a hacer declaraciones bastante duras diciendo que el capitalismo es un callejón sin salida, que el liberalismo está destruyendo a la sociedad y, por lo tanto, se hace necesario dar un giro hacia el conservadurismo.
Esto confunde sin duda a los politólogos comunes que consideran que solamente la izquierda puede criticar al capitalismo. Sin embargo, Putin no es socialista. Además, Putin rechaza la promoción de los derechos de los LGBT, el feminismo y la democracia de las minorías, algo que hace parte del canon de la izquierda y liberal del Occidente moderno. Por último, Putin hace un llamado explicito para volver al conservadurismo y crear una filosofía política rusa.
Estos puntos de vista no son ni aleatorios o contradictorios: se trata de un esbozo o tentativa de crear una ideología nueva que podemos designar como una especie de “anticapitalismo desde la derecha”, algo que ya había sido defendido por monárquicos como Iván Ilyin, que es citado por Putin, o Berdiaev (la Nueva Edad Media es igualmente una forma de anticapitalismo derechista). En definitiva, estas ideas hacen parte de la tradición eslavófila, el eurasianismo y la filosofía religiosa rusa.
Ahora bien, esta forma de anticapitalismo desde la derecha es completamente incompatible con las tres ideologías políticas que nacieron en Occidente.
El liberalismo clásico se basa en una apología directa del capitalismo y su expansión, algo que Putin critica. Por lo tanto, el liberalismo, como primera teoría política occidental, es rechazada radicalmente por Putin.
El anticapitalismo de izquierda, es decir, el comunismo y el socialismo (segunda teoría política occidental), es incompatible con el conservadurismo y Putin ni lo menciona.
Por último, la tercera teoría política (el nacionalismo o fascismo) ni siquiera es considerada de forma serie por Putin, ya que es incompatible con la experiencia histórica rusa.
Todo esto nos lleva a la Cuarta Teoría Política como una forma de anticapitalismo desde la derecha. Rusia solo podrá acceder a este nuevo horizonte teórico si decide romper con las tres teorías políticas occidentales de la Modernidad. Se trata de una mera cuestión de tiempo: ¿acaso Putin hablará de ahora en adelante de la Cuarta Teoría Política?
 
Traducción de Juan Gabriel Caro Rivera