Nuevas Estrategias Anticapitalistas

Transcripción de Juan Gabriel Caro Rivera
Hoy en día es muy importante que Cuba y Rusia estrechen sus relaciones diplomáticas, especialmente porque vivimos en una situación bastante difícil. Como lo han señalado otros ponentes, existen en Rusia algunos individuos y estructuras que no consideran a Cuba un aliado: simplemente consideran a este país desde un punto de vista económico. Debemos superar esta posición y comprender que únicamente una Cuba soberana puede ser un verdadero sujeto de la gran política: en ese sentido, Cuba no debe ser considerada simplemente como un Estado al servicio de los intereses locales que tenga Rusia en la región. Algo que sin duda sucedió en el pasado. Nuestro objetivo es respetar a Cuba y considerarlo un sujeto político, es decir, un pueblo. Los cubanos son un pueblo heroico que muchas veces ha mostrado su capacidad de cambiar el rumbo de la historia internacional. El pueblo cubano es un pueblo heroico y lo consideramos un pueblo hermano. Si reconocemos esta realidad, entonces seremos capaces de crear los cimientos para construir verdaderas relaciones internacionales. Estoy de acuerdo en que las relaciones entre Rusia y Cuba pertenecen al futuro y no al presento o al pasado. Todo ello nos llevar a vislumbrar cuáles serán los nuevos valores e intereses para empezar a cooperar entre nosotros.
Cuba debe ser un país independiente y no una especie de Estado cliente que esté al servicio de Rusia o de los Estados Unidos. Antes que nada, Cuba es un sujeto de la geopolítica internacional y esto queda demostrado por el hecho de que Cuba no ha dejado de ser un país socialista después de la caída de la URRS. Eso nos revela que el socialismo es una decisión que tomó el pueblo cubano y no una imposición exterior.
Por lo tanto, quisiera darles las pautas que nos permitirán comprender el nuevo contexto en el que se desenvuelven las relaciones internacionales ruso-cubanas. Existen dos campos en estos momentos que se encuentran en lucha: 
1) Primero, están los representantes de la globalización liberal y capitalista. Sin embargo, ya no se trata del capitalismo tradicional: nos enfrentamos a un nuevo sistema capitalista tecno-genético y postmoderno que se ha apropiado de algunos elementos de la izquierda. Pero no se trata de la izquierda proletaria o de los trabajadores, sino de una izquierda progresista que defiende una agenda basada sobre la ideología de género. Es una nueva izquierda liberal que está a favor de los intereses del Gran Capital, de allí su apoyo al imperialismo y al capitalismo. Eso explica porque todos ellos están a favor de Biden, pues esta izquierda postmoderna representa esta nueva tendencia a nivel mundial del liberalismo postmoderno que quiere unir algunos de los elementos de la derecha liberal con el liberalismo de izquierda: es una especie de centrismo o síntesis liberal. 
Este nuevo sistema unifica en su interior tanto a la derecha como a la izquierda: políticamente este liberalismo es izquierdista y económicamente es derechista. Esta unificación de ambas tendencias del liberalismo es peor que todo lo que existía antes y la podemos considerar como una nueva fase del imperialismo liberal hegemónico criticado por Lenin. Creo que tenemos que estudiar mejor esta transformación de la ideología dominante. El liberalismo y el capitalismo también se desarrollan y cambian. Tenemos que comprender este desarrollo y por lo tanto es necesario estudiar, desde un punto de vista intelectual. este cambio o evolución del capitalismo. La historia no se queda quieta, sino que se desarrolla siempre. Así que debemos usar nuestro intelecto para entender estos cambios.
2) El polo alternativo a este sistema hegemónico (el cual se manifiesta cada vez más, pero que no podemos afirmar que sea necesariamente socialista) es un bloque contrahegemónico conformado por las civilizaciones. Este bloque, desde un punto de vista geopolítico, hasta representado por los Grandes Espacios. Podemos decir que cada uno de los miembros de este bloque tiene ideologías muy diferentes, pero todos coinciden en luchar contra el liberalismo. Estas civilizaciones son incapaces de adaptar sus identidades a los valores promocionados por el liberalismo. Este bloque lo componen la civilización islámica, la civilización china (una mezcla entre el nacional-comunismo y la identidad confusionista) y la civilización rusa ortodoxo-eurasiática (que no acepta esta globalización liberal occidental). También podemos decir que América Latina (a pesar de que no es un territorio donde haya triunfado el socialismo) rechaza y protesta en contra de la hegemonía norteamericana y capitalista. Creo que debemos encontrar la forma de unir estas tendencias, estas identidades, estos Grandes Espacios, culturas y civilizaciones, opuestos a la hegemonía unipolar, para enfrentar a los Estados Unidos y el globalismo. Por esa razón les sugiero a los presentes que estudien la geopolítica, porque la geopolítica se ha convertido al día de hoy en un método para comprender las relaciones internacionales: es el instrumento que permite entender la visión que quiere imponer la unipolaridad con tal de combatir la multipolaridad. La geopolítica nos ayuda a entender lo que sucede hoy y eso nos permite orientarnos y analizar las cosas desde un punto de vista más amplio. De ese modo podemos dejar de vez en cuando la estrechez del pensamiento ideológico y adoptar un modo de pensamiento más pragmático. Todo ello debe llevarnos a repensar nuestro lugar en el mundo. 
Si dejamos de lado nuestro pasado ideológico y la inercia que crearon el acercamiento entre ambos pueblos, podemos afirmar que muy pocas cosas hoy en día unen a Cuba y a Rusia. No obstante, existen otros aspectos que podemos tomar en cuenta. Rusia ya no es un país socialista, pero Cuba sí sigue siendo socialista. Los nuevos principios que unan a Rusia y a Cuba deben ir más allá del pasado histórico, de los sentimientos o de la política. Por esa razón resulta indispensable identificar los valores que hoy nos unen. Debemos tomar en cuenta los intereses de nuestros aliados, analizar los problemas y pensar los valores que nos identifican. De ese modo seremos capaces de preparar el terreno para crear las futuras relaciones internacionales que vayan a surgir entre Rusia y Cuba. El papel que juegue de ahora en adelante una Cuba soberana, socialista e independiente determinará el futuro y la conformación de una futura civilización latinoamericano. Creo que por eso debemos dar un paso más allá y desarrollar nuevos instrumentos de análisis geopolítico, ideológico y social. Solo así podremos enfrentar los retos de hoy.
Las acusaciones de Biden en contra de Putin deben ser analizada en el actual contexto en el que vivimos. Se trata de una declaración de guerra, pero esta vez la guerra ya no es ideológica (es decir, una lucha entre el capitalismo y el socialismo), sino un conflicto que enfrenta a dos civilizaciones. Son dos visiones diferentes del mundo las que ahora están en el centro de esta lucha: por un lado, tenemos una visión del mundo unipolar que se basa en la hegemonía norteamericana, y, por el otro, tenemos un mundo multipolar, donde existen varias civilizaciones independientes y soberanos. Cuando Biden ataca a Putin, no está declarando una guerra solamente contra Rusia, sino contra todos los que quieren darle nacimiento a este mundo multipolar y liberarse de la hegemonía del globalismo. El presidente de Rusia, Vladimir Putin, considera que en nuestro mundo pueden convivir muchas verdades y sistemas económicos y políticos diferentes; él cree que en este mundo pueden existir muchos pueblos con sus propias identidades y valores. Todos estos sistemas pueden establecer relaciones armónicas y amistosas entre ellos. Que existan estas diferencias no conlleva necesariamente una lucha entre las diferentes civilizaciones. 
Sin embargo, los globalistas quieren imponernos a todos nosotros su visión de las cosas. Quieren imponernos su civilización y sus valores para que finalmente todos seamos sometidos al Gran Capital y a su hegemonía única. Los liberales quieren transformarnos en esclavos, en clientes que sigan sus principios económicos. Quieren convertir a todos los países de América Latina en Puerto Rico (en un país completamente dependiente de la ideología norteamericana) y no en una Cuba independiente, orgullosa y libre. El american dream globalista sería una especie de proyecto que impone una servidumbre universal. Es necesario que todos nosotros luchemos juntos contra este proyecto y por eso se debe crear un proyecto geopolítico concreto. Las actuales tensiones que existen entre Rusia y Estados Unidos no se pueden explicar a partir de diferencias ideológicas, sino a partir de diferencias geopolíticas fundamentales. Para poder desarrollar nuestras relaciones con Cuba, y, en general, con América Latina, debemos promover y proponer una perspectiva geopolítica. Esta confrontación entre el mundo unipolar, que la administración Biden quiere imponernos, es en realidad es un retorno al momento unipolar (ellos lo llaman simplemente “nueva normalidad”) y a la hegemonía globalista. Biden ataca no solo a Rusia, sino también a la Republica Popular de China, al mundo islámico, a los países africanos y también a Cuba, Irán, Turquía, etc… Para los globalistas, todos aquellos que defienden su libertad en contra de los principios del liberalismo son enemigos de la Sociedad Abierta. No obstante, la Sociedad Abierta que ellos defienden es la forma actual de la dictadura hegemónica capitalista. En ese sentido podemos decir que no es para nada “libre” ni “abierta”. Antes que nada, esta ideología quiere cancelar o censurar todos los que critican la hegemonía moderna. 
Por esa razón creo que resulta imperativo realizar un diálogo entre profesores, periodistas, intelectuales, artistas, políticos, los líderes de la opinión pública, etc… Este dialogo permitirá que puedan reunirse los representantes de la gran civilización rusa de Eurasia con los representantes de la gran civilización de América Latina. Cuba sería el punto simbólico y estratégico más importante de todos, pues esta Isla encarna la idea de la liberación, la dignidad de los pueblos de la civilización de América Latina que luchan por su descolonización y libertad. Creo que este debe ser el contexto a través del cual debemos desarrollar las relaciones diplomáticas entre nuestros pueblos y no los principios meramente utilitarios o económicamente igualitarios que puedan establecerse entre nuestros respectivos países. Antes que nada, se trata de un llamado a comprender otros aspectos: la civilización, los valores, la identidad, la soberanía. Rusia tiene muchas razones para desarrollar estas relaciones, fuera de invertir en proyectos de infraestructura o turismo. Las relaciones entre Cuba y Rusia tampoco pueden ser bilaterales: no podemos seguir pensando que se trata de una relación entre países soberanos, sino de una relación entre dos civilizaciones distintas. Por eso es muy importante que estas relaciones estén igualmente abiertas a la historia, al futuro.
Pero, ¿qué es la historia? La historia es la lucha en contra de los Amos que quieren esclavizar el mundo, es decir, es que la historia es una realidad conflictiva. Y en medio de este conflicto debemos escoger bien a nuestros amigos, aliados o hermanos. Cuba debe ser repensada y re-evaluada por los rusos como un símbolo de la lucha y de la dignidad de los pueblos de América Latina y de todos los pueblos oprimidos. También es muy importante que Cuba siga siendo socialista en lo ideológico. Los cubanos deben mantener su identidad socialista y no repetir el ejemplo de la URSS. Rusia perdió los mejores aspectos de la ideología de la sociedad socialista y dejó entrar los peores aspectos del capitalismo liberal a su sociedad. Hemos pagado un precio enorme por cometer este error: casi dejamos de existir debido a que perdimos nuestra identidad socialista. Por eso no debemos repetir esos errores. Los camaradas chinos han conseguido aprender de nuestros errores. Es importante que se conserven las grandes líneas directrices de la política socialista de Cuba. Pero el socialismo debe transformarse y desarrollarse. El socialismo es un sistema abierto: es como la vida, siempre esta en movimiento. El socialismo de hoy debe ser diferente al socialismo del pasado. 
Ahora bien, existe un gran peligro para Cuba y ese peligro consiste en comprender el socialismo desde una perspectiva liberal. Es un peligro que es difícil de captar, pues normalmente se piensa que el liberalismo de izquierda no es un enemigo abierto o peligroso del socialismo, pero eso es un grave error. Ante este peligro es necesario defender la esencia del socialismo y el socialismo es antes que nada una ontología de la sociedad: es independencia, es la dignidad de los pueblos, es identidad, es soberanía, es democracia participativa (esa es la verdadera democracia y no la democracia representativa burguesa). Las ideas socialistas no deben adaptarse al liberalismo. El socialismo debe antes que nada representar los intereses ideológicos del pueblo que lucha por su libertad e identidad. 
Creo que compartimos con nuestros amigos y camaradas estos principios, al menos eso es lo que he visto en varias reuniones y mesas redondas que hemos hecho en otras ocasiones. Por lo tanto, poco a poco vamos dando forma a esta nueva forma de lucha y a una nueva estructura de las relaciones internacionales: se trata de una alianza entre la gran civilización eurasiática representada por Rusia y la gran civilización de América Latina, que es representada por todos los pueblos de América del Sur y de América Central. Como nos ha dicho un camarada colombiano existen dos puntos muy importantes para la colonización y descolonización continental: Cuba y Puerto Rico. Cuba es la isla desde donde comenzó la colonización y la liberación del continente de América del Sur, lo cual es muy simbólico. Creo que Cuba no debe ser subestimada y considerada como un lugar insignificante, sometido al bloqueo y a la presión de los Estados Unidos (esa potencia liberal agresiva y globalista). Cuba es antes que nada esa puerta que se abre o se cierra y que determina el futuro de América Latina: un espacio donde converge el futuro de todo el continente. Rusia tiene todas las razones para descubrir una vez más la importancia y la dignidad de este grande y pequeño país que siempre será parte importante de nuestros corazones.