ENTREVISTA SOBRE LA CUARTA TEORÍA POLÍTICA Y EL LOGOS DEL BRASIL

¿Cuál es la idea central de la Cuarta Teoría Política? ¿Es acaso una teoría que es adecuada para todos los pueblos o fue creada específicamente para el pueblo ruso?

La Cuarta Teoría Política no es una teoría únicamente aplicable a los rusos. La idea que la articula es principalmente la descolonización de nuestra conciencia política, para que al lograr este objetivo consigamos alcanzar un nuevo nivel de autoconciencia. Concebimos la política según un sistema de coordenadas predeterminado y estas coordenadas predeterminadas nos fueron impuestas por Europa Occidental en los Nuevos Tiempos, en la Edad Moderna, que no es otra cosa que un breve periodo histórico y un lugar geográfico bastante pequeño. Lo peculiar de semejante sistema político es su rechazo de la verticalidad, es decir, el rechazo del platonismo, la idea de lo trascendental y de la teleología aristotélica. Este sistema político no tiene ninguna dimensión espiritual, por lo que la política no tiene ningún propósito. El mundo no es construido desde arriba hacia abajo y desde el centro hacia la periferia, sino que es construido desde abajo hacia arriba y desde la periferia hacia el centro.

Esta idea de la teología política (en palabras de Carl Schmitt) es completamente distinta de la que existía en la Edad Media europea y en las civilizaciones no europeas.

En un principio, semejante comprensión de la política fue desarrollada por los países protestantes y luego se fue extendiendo al resto de los pueblos junto con la colonización y la occidentalización; este materialismo político desbordó las fronteras de Europa y terminó por extenderse a toda la humanidad.

En los últimos doscientos años, la modernidad política europea se desarrolló según tres modelos: el liberalismo, el socialismo y el nacionalismo.

Todos estos modelos son modernos y europeos, de modo que produjeron una colonización completa del pensamiento político. En todo el mundo, la idea de la “política” significa ante todo algo que apareció en Europa Occidental con la Modernidad. En el siglo XX, las tres ideologías modernas citadas lucharon entre sí. Al principio, el liberalismo, junto con el comunismo, derrotaron al fascismo. Luego, durante la Guerra Fría, el liberalismo derrotó al comunismo, de modo que solo quedó una de estas tres ideologías políticas. Todo ello sentó los fundamentos para que se produjera globalización en la última década del siglo XX.

Fue así que Rusia acabó por caer bajo la colonización y la influencia de Occidente, lo cual la llevó a la revolución bolchevique. Para 1991, Rusia ya se encontraba también gobernada por el liberalismo.

Pero Rusia está intentando liberarse de la influencia hegemónica de las ideologías occidentales y está buscando su propio camino. De ahí la necesidad de este análisis político que nos lleva a concluir que necesitamos una Cuarta Teoría Política.

Sin embargo, esto no es solo necesario para Rusia. Mucha gente en este mundo, tanto en Occidente como en Oriente, no están de acuerdo con el liberalismo. Pero sus criticas permanecen dentro de la modernidad política y siguen adheridas al comunismo o al nacionalismo. De ese modo, continúan siendo prisioneros del materialismo político.

Por tanto, no es solamente Rusia la que debe buscar una Cuarta Teoría Política, sino que todos los pueblos, todos los Estados y todas sociedades deben luchar contra el liberalismo. Y para derrotar al liberalismo tenemos que comenzar descolonizar nuestra conciencia.

La Cuarta Teoría Política es por tanto muy relevante tanto para Brasil como para América Latina en general.

¿Cuáles son las características de la Cuarta Teoría Política? ¿Qué la diferencia de las otras teorías e ideologías políticas?

La característica principal de la Cuarta Teoría Política es que va más allá de la Modernidad política como conjunto y no solo critica al liberalismo. Intenta pensar en algo a lo que no hemos llegado, ya que la superación de la colonización del pensamiento político solo será posible a través de un retorno al tradicionalismo, a la Edad Media y a la Antigüedad (de ahí la necesidad de una Nueva Edad Media y de una Nueva Antigüedad). Pero también podemos dar un paso hacia adelante, a través de una radicalización de la posmodernidad.

Es una síntesis única entre lo arcaico y lo ultramoderno.

Sabemos muy bien que amas al Brasil ¿Qué te gusta de la cultura del Brasil? ¿Qué tienen en común Brasil y Rusia?

Para ser honesto, no sé por qué me gusta tanto Brasil. Me fascina el idioma portugués, su forma discursiva. Es como la música. La música del Brasil es la bossa nova, MPB y otros géneros que son parte, en mi opinión, de los grandes logros de la cultura musical.

También me atrae mucho la dimensión imperial de la historia brasileña: el hecho de que fue trasladada la capital del Portugal a Rio de Janeiro. Además de que son sumamente interesantes las teorías escatológicas de un Quinto Imperio con relación al Brasil. Sin hablar de la revuelta tradicionalista de Contestado y Canudus.

Glauber Rocha expresó muy bien estas ideas de un modo muy sutil en su película Deus e o Diabo na Terra do Sol (Dios y el diablo en la tierra del Sol).

Veo algo misterioso en Brasil, una especie de signo nebuloso frente a un futuro paradójico. El destino de este nuevo siglo y de toda América Latina está de alguna manera conectado al Brasil. Pero no encuentro como expresarlo de forma precisa. Para hablar de este Logos del Brasil es necesario un lenguaje especial.

¿Qué es la antropología para la Cuarta Teoría Política? ¿Reconoce alguna especie de esencialismo? ¿Cómo la Cuarta Teoría Política explica las transformaciones del hombre y su comportamiento a través de la historia?

La antropología de la Cuarta Teoría Política está basada en Heidegger y en su doctrina del Dasein. No parte de ningún esencialismo. El hombre posee un ser que permanece abierto, es una existencia y una presencia que piensa en el espacio. En el centro del hombre encontramos el abismo. El hombre, por tanto, puede convertirse en cualquier cosa, ya que es absolutamente libre: para ser más precisos, el hombre es libertad pura. Esto es lo que lo hace único, ya que, en cierto sentido, encuentra en sí el todo y la nada.

Por lo tanto, el hombre debe crearse en primer lugar a sí misma. No está completo, sino que está por hacerse. Pero con ello no sólo llegamos a negar la esencia (como lo hace el relativismo liberal, el nominalismo y el antiesencialismo), sino incluso la idea de una “esencia abierta”. Es común que se entienda por esencia una ley lógica basada en la identidad: A = A. Pero el mismo Aristóteles decía que semejante ley únicamente era aplicable a la eternidad, a Dios y a los seres inmortales. Todo lo demás funciona por medio de la dialéctica. Por tanto, la esencia de un ser humano nunca es igual a sí misma. Es un proceso, el proceso de un devenir espiritual.

La Cuarta Teoría Política está fundamentada en una antropología abierta.

Un ser humano se convierte en un ser humano solamente mediante un proceso de superación de sí mismo. Nunca debe detenerse, siempre debe seguir un camino, el camino hacia su verdadera Patria, a su “lugar natural”. Esa es la auténtica existencia del Dasein.

La antropología de la Cuarta Teoría Política es, por tanto, existencial, y no una cuestión técnica. Apoyamos a quienes siguen nuestra perspectiva y el fundamento de nuestra perspectiva es la libertad absoluta.

¿Cuál es su pensamiento acerca de lo que sería la categoría más importante de la Cuarta Teoría Política, el Dasein y el pueblo? ¿Cómo podemos relacionar este concepto del pueblo con la diversidad étnica que caracteriza a países como Brasil y Rusia?

El Dasein es el pueblo y el pueblo es el Dasein. Son dos elementos cercanos, pero que aun así son bastante diferentes. El Dasein no es, hablando en sentido estricto, algo que sea individual o colectivo. Es más bien lo que dice Aristóteles sobre la especie, a la cual considera que es al mismo tiempo algo que es tanto individual como colectivo, pero que no coincide por completo ni con el primero ni con el segundo. También Hegel dice del “espíritu” (= Geist): “es donde él “yo” coincide con el “nosotros”, lo particular con lo general”.

Por “pueblo” debemos entender antes que nada el “espíritu de un pueblo”, aquello que hace que un pueblo sea un pueblo. El pueblo no es solo una masa, no es solamente población. Un pueblo nunca es simplemente una suma de individuos. El pueblo es siempre una totalidad y es él quien decide principalmente si quiere existir de una forma auténtico o inauténtica. Si el pueblo decide existir de forma auténtica, entonces inmediatamente se activa su espíritu. Si elige lo contrario, entonces será poseído por el das Man, que es un destino maligno, es la Inteligencia Artificial. Una existencia auténtica solo es posible para un pueblo libre. Un esclavo jamás existe de forma auténtica. Por tanto, para que una existencia sea auténtica, es necesario descolonizar nuestro pensamiento, necesitamos descolonizar nuestra conciencia.

Generalmente, liberalismo y modernidad política son sinónimos de una existencia inauténtica. Las tres ideologías políticas de la Modernidad son totalitarias. Es obvio que esto se puede aplicar al comunismo y el fascismo, pero hoy somos testigos de primera mano de como el liberalismo, especialmente el liberalismo globalista del Partido Demócrata de los Estados Unidos, encarna un sistema que es completamente totalitario. El globalismo representa la alienación absoluta, la deshumanización, la esclavitud cibernética y electrónica. El objetivo del globalismo es abolir por completo el Dasein. Ese es el objetivo final de la Modernidad política. Por eso es que no necesitamos ni el comunismo ni el fascismo sino una Cuarta Teoría Política. Para que un pueblo pueda existir de forma autentica es necesario alejarse de todo dogmatismo, especialmente de aquellos que nos imprime el liberalismo.

¿Qué importancia tienen las ideas y teorías de un autor tradicionalista como Julius Evola? ¿Cómo encaja Evola con la idea de una justicia social?

Julius Evola nos interesa principalmente como el estandarte de un tradicionalismo ofensivo. Él nunca se quedó en decir que la Modernidad era simplemente malvada y perversa, sino que también hacia un llamado a luchar contra ella hasta la derramar nuestra última gota de sangre. Esta es la elección consciente de un individuo absoluto. Evola valoraba antes que nada este llamado que tiene cada uno para realizar un yo superior. Por lo que todos los intentos, tanto los realizados por los liberales como por los comunistas, de hacernos libres utilizando métodos exteriores, solo nos pueden conducir hacia una nueva forma de esclavitud. Evola también fue crítico de la tercera posición. Por tanto, él es el heraldo de la Cuarta Teoría Política y su crítica contra el nacionalismo, como un fenómeno burgués, es muy importante.

Finalmente, Evola es importante como filósofo, ya que formuló el principio de ser un “tradicionalista sin Tradición”. Esta figura es bastante cercana a nuestra idea del Sujeto Radical. El Sujeto Radical es el núcleo despierto del hombre interior que se rebela contra la Modernidad. Pero no porque una persona pertenezca por inercia al pasado, sino debido a la absoluta solidificación del presente. El rechazo de la Modernidad no está basado en la Tradición, ya que la verdadera Tradición se encuentra escondida durante estos “tiempos oscuros”, sino que se basa en el odio y la repugnancia que sentimos por el mundo moderno. Es decir, que con ello estamos hablando del despertar del núcleo más profundo del hombre, que no despierta gracias a los remanentes de lo “sagrado”, sino por medio del “nihilismo de derecha” y el rechazo de lo “profano”.

Para Evola, la justicia social no era una prioridad.

Pero en la idea de la justicia social veo la voluntad del pueblo de rechazar la jerarquía basada simplemente en lo material, es una protesta espontánea contra el capitalismo y su sistema monetario.

El socialismo, sin embargo, debe unirse al espíritu, divorciándose así del materialismo. Por lo tanto, necesitamos un nuevo socialismo, que siga el espíritu de un Oscar Wilde y de su maestro John Ruskin. El trabajador no sólo debe ser liberado de la materia, sino que debemos elevarlo y ennoblecerlo. Necesitamos un socialismo espiritual.

¿Cómo aborda la Cuarta Teoría Política el problema de la tecnología? ¿Es posible para nosotros subyugar la tecnología o estamos condenados a ser sometidos por ella? ¿Se puede cambiar nuestra relación con la tecnología? ¿Cuál sería la relación entre el hombre y la naturaleza?

El problema de la tecnología no es simplemente un problema técnico. La tecnología es una clase de relación del sujeto con el objeto y, por lo tanto, la suma de estas relaciones termina por alcanzar una encarnación material. Si perdemos de vista la dimensión profunda del sujeto, aquello que le da una libertad absoluta, entonces acabamos por crear un ídolo exterior al cual adoramos. Este ídolo no es otra cosa que un objeto que creamos gracias a la ayuda de la tecnología. La técnica siempre ha sido una especie de mediación entre el ser humano y su entorno circundante. Pero, es precisamente en este territorio intermedio, donde encontramos al mismo tiempo un medio para nuestra libertad y un ídolo alienante, un monstruo creado por el hombre, el Leviatán. Si la técnica existe como arte, como poesía, entonces le pertenece al sujeto. Pero si el sujeto se debilita, entonces cambia su significado y comenzamos a servirle a ella como a un ídolo. La Singularidad y la Inteligencia Artificial son el triunfo del Objeto Radical, el cuál es ahora el nuevo amo de la tecnología. Por lo tanto, solo conseguiremos superar a la tecnología mediante un retorno a la creatividad libre del sujeto. El Dasein existe como ser-en-el-mundo, así que se trata del arte de ser, de llegar a una técnica existencial. Pero el objeto diferenciado destruye el mundo, lo desmiembra: la digitalización es la atomización del ser y el desmembramiento de la conciencia, que es el fundamento del ezquizo-análisis de Deleuze y Guattari. De allí proviene también la relevancia que le da el realismo especulativo a la tecnología. La técnica nos conduce al posthumanismo como la frontera última de la alienación total de nuestro ser interior.

La tarea de toda verdadera Revolución es destruir esta relación de la técnica con la tecnología y devolver el conjunto de este problema a sus fundamentos reales: al campo de la metafísica y la ontología.

Explíquenos brevemente en que consiste su proyecto de la Noomajía. ¿Cómo se relaciona la Cuarta Teoría Política con el tema de la Noomajía y los tres Logoi? ¿Qué puede decirnos sobre el Logos de Brasil?

La Noomajía es un proyecto que cuenta con veinticuatro volúmenes. Es extremadamente difícil hablar de forma breve con respecto al mismo, pero la idea principal es la siguiente: al interior de la cultura, la civilización, la filosofía, el arte y la vida en general existen no solo un Logos apolíneo y un Logos dionisíaco. Además de esos dos Logoi existe un tercer principio: el Logos de Cibeles. Anteriormente, la dualidad entre Apolo y Dioniso obligaba a colocar a este último como un representante de lo ctónico, lo material y lo terrenal, por lo que Apolo se oponía a Dioniso. Pero con la introducción del Logos de Cibeles cambia radicalmente todo este panorama. Igualmente, Dionisio es tan diferente de Cibeles – que es el Logos de la Gran Madre – como el mismo Apolo lo es de Dionisio. Hay tres raíces, tres Logoi y no dos. Estos Logoi están en medio de una guerra incesante los unos contra los otros. Esta guerra la podemos ver en la historia, la cultura y la civilización.

En cada civilización, ya sean las arcaicas o las muy complejas culturas modernas, siempre existen estos tres Logoi. Pero la proporción de cada uno es diferente en cada cultura. Y, además, estas proporciones a veces cambian de forma muy lenta e imperceptible, otras veces lo hacen casi instantáneamente y de manera abrupta. Por lo tanto, cada civilización debe estudiarse como un sistema independiente que tiene sus propios significados y en la que debe explorarse la estructura de su Noomajía, es decir, de la guerra entre estos tres Logoi y sus diferentes proporciones.

La Cuarta Teoría Política afirma el principio de la existencia de una multiplicidad de Daseins. Lo que significa que cada nación, cada civilización y cada cultura tiene su propia estructura semántica que es completamente autónoma y que funciona bajo su propio paradigma. La Noomajía es un intento de profundizar en esta tesis al examinar la permanencia de estas estructuras constantes en cada civilización. Quiere decir con esto que la Noomajía debe considerarse como la base teórica de nuestra tesis sobre la pluralidad de los Daseins. Casi todos los volúmenes de la Noomajía están dedicados a semejante estudio acerca de las culturas de los pueblos de Europa, Asia, Eurasia, África, América y Oceanía.

La Noomajía aborda al Brasil desde sus propias características particulares.

En la medida en que Brasil es un país occidental moderno con una democracia liberal, significa que se encuentra bajo la influencia del Logos de Cibeles, como sucede con la totalidad de la Modernidad. Sin embargo, la cultura brasileña, que es tanto latina como católica, indígena y africana posee una originalidad propia. Y este conflicto entre la Modernidad y la Tradición define por completo la Noomajía del Brasil. Me parece que el Logos de Dionisio es muy fuerte en Brasil, de ahí que la bossa nova sea tan fantásticamente bella y de allí sus carnavales, que son el último eco de las procesiones dionisíacas. Pero Brasil aún tiene que encontrar su propio Logos y debe expresar de modo autentico su propio Dasein.

Y para comenzar semejante tarea es necesaria una descolonización de la conciencia política, que es el prerrequisito absolutamente necesario para todo esto.

Traducción de Juan Gabriel Caro Rivera