El Estado nacional y el Mundo multipolar

El Estado nacional y el Mundo multipolar

Uno de los puntos más importantes de la Teoría de la multipolaridad se refiere al estado nacional. La soberanía de esta estructura ya fue desafiada durante el período de apoyo ideológico a los dos bloques (la “Guerra Fría”) y, en el período de la globalización, el asunto adquirió una relevancia más nítida.

Vemos a los teóricos de la globalización hablar también sobre la completa extenuación de los “estados nacionales” y sobre la necesidad de transferirlos al “Gobierno Mundial” (F. Fukuyama, antes), o sobre la creencia de que los Estados nacionales todavía no han cumplido su misión y deben seguir existiendo por más tiempo con el fin de preparar mejor a sus ciudadanos para la integración en la “Sociedad Global” (F. Fukuyama, después).

La Teoría de la multipolaridad demuestra que los estados nacionales son un fenómeno eurocéntrico, mecánico y, en una mayor dimensión, “globalista” en su etapa inicial (la idea de identidad individual normativa en forma de civismo prepara el terreno para la “sociedad civil” y, correspondientemente, para la “sociedad global”). Que todo el espacio mundial sea separado actualmente en territorios de estados nacionales es una consecuencia directa de la colonización, del imperialismo, y de la proyección del modelo occidental sobre toda la humanidad. Por lo tanto, un estado nacional no conlleva en sí mismo ningún valor autosuficiente para la Teoría de la multipolaridad. La tesis de la preservación de los estados nacionales desde la perspectiva de la construcción del orden mundial multipolar sólo es importante en el caso de que, de modo pragmático, eso impida la globalización (no contribuya a ella), y oculta en sí una realidad social más complicada y prominente – después de todo, muchas unidades políticas (especialmente en el Tercer Mundo) son estados nacionales simplemente de forma nominal, y representan virtualmente diversas formas de sociedades tradicionales con sistemas de identidad más complejos.

En este caso, la posición de los defensores del mundo multipolar es completamente opuesta a la de los globalistas: si un estado nacional efectúa la unificación de la sociedad y ayuda a la atomización de los ciudadanos, es decir, implementa una profunda y real modernización y occidentalización, tal estado nacional no tiene ninguna importancia, siendo apenas una suerte de instrumento de la globalización. Ese estado nacional no se está preservando dignamente, no tiene sentido alguno en la perspectiva multipolar.

Pero si un estado nacional sirve como soporte exterior de otro sistema social – una especial y original cultura, civilización, religión, etc.-, debería ser apoyado y preservado en cuanto actualiza su evolución hacia una estructura más armoniosa, dentro de los límites del pluralismo sociológico en el espíritu de la Teoría multipolar.

La posición de los globalistas es directamente opuesta en todas las cosas: ellos apelan a eliminar la idea de que los estados nacionales sirven como soporte exterior de una sociedad tradicional (tal como China, Rusia, Irán, etc.) y, contrariamente, a reforzar los estados nacionales con regímenes pro-occidentales – Corea del Sur, Georgia, o los países de Europa occidental.

(Traducción Página Transversal)

Fuente: Legio-Victrix