Necesidad de la Cuarta Teoría Política

Necesidad de la Cuarta Teoría Política

La actual crisis financiera mundial marca la conclusión de los daños causados por la ideología liberal que, habiendo aparecido en la época de la Ilustración occidental, ha dominado durante décadas la mayor parte del planeta.

Las voces perturbadoras y las críticas comenzaron a finales del siglo pasado, con el surgimiento de fenómenos como la globalización y el uni-mundialismo. Estas críticas no sólo resonaban desde la oposición exterior – conservadores, marxistas y pueblos indígenas-, pero comenzaron en el campo de la comunidad occidental. Los investigadores notaron que el impacto de la globalización moderna es una consecuencia del liberalismo universal, que se opone a cualquier manifestación de distinciones. El programa definitivo del liberalismo es la aniquilación de toda distinción. Por lo tanto, el liberalismo socava no sólo los fenómenos culturales, sino también el propio organismo social. La lógica del liberalismo occidental contemporáneo es la del mercado universal desprovisto de cualquier otra cultura que no sea el proceso de producción y consumo (1).

La experiencia histórica ha demostrado que el mundo liberal occidental ha tratado de imponer por la fuerza su voluntad sobre todos los demás. De acuerdo con esta idea, todos los sistemas públicos de la Tierra son variantes del sistema – liberal – occidental (2) y sus características distintivas deberían desaparecer antes de que se aproxime la conclusión de esta época del mundo (3).

Jean Baudrillard afirma también que este no es un choque de civilizaciones, sino una resistencia casi innata entre una cultura universal homogénea y los que se resisten a la globalización (4).

Las ideologías universales

Aparte del liberalismo dos ideologías más son conocidas por haber tratado de lograr la supremacía mundial: el comunismo (es decir, el marxismo en sus diversas vertientes) y el fascismo / nacionalsocialismo. Como Alexander Gelyevich Dugin ha observado justamente, el fascismo ha surgido después de las otras dos ideologías y ha desaparecido antes que ellas. Después de la desintegración de la URSS, el marxismo, que nació en el siglo XIX, ha sido definitivamente desacreditado también. El liberalismo, basado principalmente en el individualismo y en una sociedad atomizada, en los derechos humanos y en el Estado-Leviatán descrito por Hobbes, surgió debido a la bellum omnium contra omnes (5) y se ha mantenido durante mucho tiempo.

Aquí es necesario analizar la relación de las ideologías mencionadas en los contextos de los momentos temporales y los loci [propios de una cosa o un hecho -lat. loci a re, como las causas, los efectos, el lugar, el momento...- n.d.t.] de los cuales surgieron.

Sabemos que el marxismo era una idea un tanto futurista – el marxismo profetizó la futura victoria del comunismo en un momento en que no obstante seguía siendo incierta. En este sentido es una doctrina mesiánica, vista la inevitabilidad de su victoria que se plasmaría en la culminación y el final del proceso histórico. Pero Marx era un falso profeta y la victoria nunca llegó.

El nacionalsocialismo y el fascismo, por el contrario, trataron de recrear la abundancia de una mítica edad de oro, pero con una forma moderna (6). El fascismo y el nacionalsocialismo fueron tentativas para inaugurar un nuevo ciclo de tiempo, sentando las bases de una nueva civilización en las secuelas de lo que se consideraba como una decadencia cultural y la muerte de la civilización occidental (así probablemente la idea del Reich de los mil años). Esto fue abortado también.

El liberalismo (como el marxismo) proclamó el fin de la historia, más convincentemente descrito por Francis Fukuyama (El fin de la historia y el último hombre) (7). Tal fin, sin embargo, nunca ocurrió; y en su lugar tenemos un nómada como “la sociedad de la información”, compuesta de individuos atomizados egoístas (8), que consumen ávidamente los frutos de la tecno-cultura. Además, enormes colapsos económicos tienen lugar en todo el mundo; se producen conflictos violentos (muchas revueltas locales, pero también guerras de larga duración a escala internacional); y así la decepción domina nuestro mundo en lugar de la universal utopía prometida en nombre del “progreso” (9).

La Cuarta Teoría Política y el contexto del tiempo

¿Cómo deben los expertos de la nueva cuarta teoría política enmarcar sus análisis en el contexto de épocas de tiempo históricas? Debería ser mediante la unión con la eternidad que el teórico revolucionario-conservador Arthur Moeller van der Brück propugnó en su libro Das Dritte Reich.

Si los seres humanos se consideran ellos mismos y al pueblo al que pertenecen no como entidades momentáneas, temporales, sino con una “perspectiva de eternidad ‘, entonces se liberarán de las desastrosas consecuencias del enfoque liberal de la vida humana, por el cual los seres humanos son considerados a partir de un punto de vista estrictamente temporal. Si la premisa de A. Moeller van der Bruck es alcanzada, tendremos una nueva teoría política cuyos frutos serán simultáneamente tanto conservadores como portadores de los nuevos valores que nuestro mundo necesita desesperadamente.

Desde tal perspectiva histórica, es posible entender los vínculos entre el surgimiento de una ideología dentro de una época histórica determinada, o lo que se ha llamado el zeitgeist o “espíritu de la época”.

El fascismo y el nacionalsocialismo vieron los cimientos de la historia en el estado (fascismo) o la raza (nacional socialismo hitleriano). Para el marxismo era la clase obrera y las relaciones económicas entre las clases. El liberalismo, en cambio, ve la historia en términos del individuo atomizado separado de un complejo de herencia cultural y de contacto y comunicación inter-social. Sin embargo, nadie consideró como sujeto de la historia el Pueblo como Ser, con toda la riqueza de los vínculos interculturales, las tradiciones, las características étnicas y la visión del mundo.

Si tenemos en cuenta diversas alternativas, países incluso nominalmente “socialistas” han adoptado mecanismos liberales y modelos que expusieron a regiones con un modo de vida tradicional a la transformación acelerada, al deterioro o a la destrucción total. La destrucción del campesinado, la religión y los vínculos familiares por el marxismo fueron manifestaciones de este desbaratamiento de las sociedades tradicionales orgánicas, ya sea en la China maoísta o en la URSS bajo Lenin y Trotsky.

Esta oposición fundamental a la tradición encarnada tanto por el liberalismo como por el marxismo puede ser entendida por el método de análisis histórico considerado anteriormente: ambos marxismo y liberalismo, surgieron del mismo zeitgeist, en el caso de estas doctrinas, del espíritu del dinero (10).

Alternativas al liberalismo

Varios intentos de crear alternativas al neo-liberalismo son ahora visibles – el socialismo libanés de la Jamahiriya; el chiísmo político en Irán, donde el objetivo principal del estado es la aceleración de la llegada del Mahdi; y la revisión del socialismo en América Latina (las reformas en Bolivia son especialmente indicativas). Estas respuestas anti-liberales, sin embargo, se limitan dentro de las fronteras correspondientes, en un único estado.

La antigua Grecia es la fuente de las tres teorías de la filosofía política. Es importante entender que, al comienzo del pensamiento filosófico los griegos consideraban la cuestión primordial del Ser. Sin embargo, ellos se arriesgaron a ofuscarse en los matices de la más complicada relación entre ser y pensar, entre el ser puro (Seyn) y su expresión en la existencia (Seiende), entre el ser humano (Dasein) y el ser en sí mismo (Sein(11).

Por lo tanto, la renuncia al (neo) liberalismo y la revisión de las viejas categorías y, tal vez, de la totalidad de la filosofía occidental, son necesarias. Debemos desarrollar una nueva ideología política que, según Alain de Benoist, será el nuevo (Cuarto)Nomos de la Tierra. El filósofo francés tiene razón al subrayar que la reconsideración positiva de la identidad colectiva es necesaria, porque nuestro enemigo no es “el otro”, sino una ideología que destruye todas las identidades (12).

Cabe señalar que tres oleadas de globalización han sido los corolarios de las mencionadas tres teorías políticas (marxismo, fascismo y  liberalismo). Como resultado, después de ello necesitamos una nueva teoría política, que generaría la Cuarta Oleada: el restablecimiento de (todos) los pueblos con sus valores eternos. Y por supuesto, después de la necesaria consideración filosófica, la acción política debe continuar.

*Leonid Savin es dirigente del “Movimiento Internacional Euroasiático”, Editor en Jefe de la “Geopolítica del postmodernismo” en internet (www.geopolitica.ru);Senior Expert en el Centro de Investigación Geopolítica, y miembro del Centro de Estudios Clásicos de la Facultad de Sociología de la Universidad Estatal de Moscú.

Publicado en la revista Ab Aeterno No. 3.

Notas

[1] Gustav Massiah, «Quelle response a la mondialisation», en Après-demain(04/05/1996), p.199.

[2] Por ejemplo, la insistencia en que todos los Estados y pueblos deben adoptar el sistema parlamentario inglés de Westminster como modelo universal, independientemente de las antiguas tradiciones, estructuras sociales y jerarquías.

[3] «Les droits de l’homme et le nouvel occidentalisme» en L’Homme et la société(numéro especial [1987], p.9)

[4] Jean Baudrillard, Power Inferno, París, Galilée, 2002. Véase también, por ejemplo, Jean Baudrillard, “The Violence of the Global” (<http://www.ctheory.net/articles.aspx?id=385&gt;).

[5] En Inglés [español, n.d.t.]: La guerra de todos contra todos.

[6] De ahí la crítica del nacionalsocialismo y el fascismo hecha por tradicionalistas como Julius Evola. Ver KR Bolton, Thinkers of the Right (Luton, 2003), p. 173 ..

[7] Francis Fukuyama The End of History and the Last Man, Penguin Books, 1992.

[8] G. Pascal Zachary, The Global Me, NSW, Australia: Allen and Unwin, 2000.

[9] Clive Hamilton, Affluenza: When Too Much is Never Enough, NSW, Australia: Allen and Unwin, 2005.

[10] Este es el significado de la declaración de Spengler según la cual “En esto reside el secreto de por qué todos los partidos radicales (es decir, pobres) necesariamente se convierten en las herramientas de los poderes del dinero, los Équites, la Bolsa. Teóricamente, su enemigo es el capital, pero en la práctica ellos atacan, no la Bolsa, sino la Tradición en nombre de la Bolsa. Esto es tan cierto hoy como lo fue para la época graciana, y en todos los países … ” Oswald Spengler, The Decline of the West, (Londres: George Allen & Unwin, 1971), vol. 2, p. 464.

[11] Véase Martin Heidegger en estos términos.

[12] – Ален де Бенуа (Alain de Benoist), ПротивЛиберализма (Contra el liberalismo), Saint-Petersburg: Амфора, 2009, pp.14 -15.

(Traducido por la PáginaTransversal)

Extraído de: Евразийский союз молодежи (Unión de Juventudes Euroasiáticas)