LA UNIPOLARIDAD CONTRA LA MULTIPOLARIDAD
Solapas principales

Alexander Markovics: Querido profesor Dugin, primero quisiera agradecerle por aceptar esta entrevista. Podemos decir que el actual momento unipolar y el futuro mundo multipolar son las dos caras que dominan todos los acontecimientos geopolíticos. ¿Quisiera explicarnos cual es la diferencia entre la unipolaridad y la multipolaridad?
Alexander Dugin: En primer lugar, la unipolaridad y la multipolaridad son fenómenos muy distintos. Podemos decir que existen tres niveles: primero existe un nivel ideológico, civilizacional y cultural; un segundo nivel geopolítico; y un tercer nivel estratégico-militar y de bloques de poder. El antiguo sistema bipolar también puede ser interpretado desde esta perspectiva: a un nivel ideológico, civilizacional y cultural era la lucha entre el capitalismo contra el socialismo; a nivel geopolítico se trataba de la lucha de un poder terrestre contra un poder marítimo; y a nivel de los bloques de poder era la OTAN contra el Pacto de Varsovia. La unipolaridad surgió tras la caída de la Unión Soviética.
Los tres niveles que hemos descrito para el análisis del mundo bipolar fueron trastocados por la unipolaridad después de 1991: la democracia liberal, el capitalismo y la ideología de los derechos humanos se convirtieron en la única ideología aceptada, que de ahora en adelante sería conocida como globalización. Tal ideología moderna/posmoderna occidental fue proyectada sobre todo el planeta y se negó la existencia de cualquier otra ideología alternativa como todavía sucedía cuando existía la Unión Soviética. A nivel ideológico la unipolaridad fue la imposición de la democracia liberal, la economía de mercado, la ideología de los derechos humanos, la ideología de género, el post-humanismo, la tecnología, etc.; a nivel geopolítico se trató de la expansión del poder del mar a través de todo el mundo: todo fue subyugado y sometido a los valores materialistas y dinámicos del mar tal y como los describe Halfold Mackinder. El poder marítimo no es solamente una estructura militar, sino también un sistema económico, y la globalización significa el triunfo de la talasocracia y la sociedad de mercado que según Francis Fukuyama implica el Fin de la Historia. A nivel de los bloques de poder la unipolaridad significó la expansión de la OTAN, ya que era el único bloque militar que quedó intacto. Todo ello conllevó una ampliación del mundialismo, la globalización y el poder militar occidental. La red de bases militares de la OTAN y la hegemonía occidental son dos caras de la misma moneda: todo ello hace parte de la guerra de Occidente contra Oriente. La unipolaridad fue fruto de que no existía ningún polo alternativo que pudiera contener el poder de la talasocracia, la democracia liberal y la fuerza militar de la OTAN y sus aliados. No obstante, el momento unipolar comenzó a esfumarse y tambalearse a a principios de la década de 2000. Los hitos simbólicos de tal disgregación fueron los ataques contra el World Trade Center, la llegada de Vladimir Putin al poder en Rusia y el giro político que dio China. Otro hito importante fue el desafío religioso y terrorista del extremismo político islámico contra los Estados Unidos.
Rusia todavía cuenta con armamento nuclear y comenzó a reactivar sus actividades geopolíticas. Fue desde ese entonces que Putin insistió cada vez más en la soberanía, la independencia y la libertad de Rusia como segundo polo mundial. El ascenso de China se hizo realidad y este país defendió su soberanía, aprovechándose de las oportunidades que le brindaba la globalización, pero separando esta de la mundialización: uso la primera para su propio bien y deshecho la segunda. Fue así como se dieron los primeros pasos hacia la multipolaridad.
La multipolaridad es una realidad completamente nueva que cambia la configuración de los tres niveles que hemos descrito anteriormente.
La multipolaridad defiende la existencia plural de muchas civilizaciones y se basa, en cierta medida, en las ideas de Samuel Huntington sobre el choque de civilizaciones.
Esto lleva a la creación de nuevos polos que no están basados sobre una ideología política, sino sobre la cultura y la experiencia histórica que han construido sus respectivas civilizaciones. Existen tantos polos como civilizaciones podemos encontrar. En un primer momento existía una única civilización: la civilización occidental moderna. Pero con el tiempo emergieron la civilización ortodoxa rusa, mucho más conservadora, y la civilización china, lo cual dio nacimiento a tres polos distintos. No obstante, la civilización islámica también comenzó a despertar y Occidente, corre el riesgo de dividirse en dos civilizaciones distintas: una americana y otra europea. También podemos hablar de una civilización latinoamericana, una civilización hindú y una civilización africana. El gobierno de Modi en la India ha dado varios pasos concretos en la conformación de un polo autónomo de poder (1).
La multipolaridad implica un rechazo y una oposición ideológica a la imposición universal de la democracia liberal, la sociedad de mercado y los valores occidentales modernos/posmodernos. Este rechazo es general, pero las respuestas que cada civilización da son particulares. Rusia se ha opuesto a la unipolaridad esgrimiendo sus valores conservadores y su identidad ortodoxa-colectivista. China resiste defendiendo su soberanía e identidad. El Islam opone la religión, mientras los europeos se resisten a este proceso principalmente por intereses económicos, ya que la soberanía financiera es el principal problema para ellos. Todo esto ha estado sucediendo al mismo tiempo, pero reconocemos que a nivel ideológico toda civilización tiene el derecho a defender sus propios valores. Por lo que es necesario que todos creen sistemas culturales, políticos, sociales y religiosos independientes que les permitan rechazar la ideología de género y el universalismo que han impuesto las democracias occidentales. En China no existen las elecciones o la democracia liberal. Rusia tiene su propio sistema de valores que rechaza tajantemente las marchas del orgullo gay y el matrimonio igualitario, etc. A nivel ideológico todos luchamos de diferentes formas contra el sistema unipolar. Paralelamente, el Heartland se reafirmó a sí mismo frente al poder marítimo, pero esta vez no se trataba únicamente del Heartland geopolítico al que Mackinder se refería al hablar del Imperio de los zares rusos o al sistema bipolar creado por la Unión Soviética: en estos momentos estamos viendo el nacimiento de un Heartland distributivo, ya que todas las civilizaciones están intentando encontrar su Heartland, es decir, su principio telurocrático particular. Esto se aplica a China, India, la Europa de Merkel – con su Sonderweg (otro camino) económico – y a los Estados Unidos de Trump. El trumpismo demuestra la existencia de un principio telúrico dentro de la talasocracia estadounidense.
Los globalistas y los defensores de la unipolaridad se vieron desconcertados de que existiera este principio telúrico al interior de América del Norte, pues siempre lo habían considerado algo externo. Sin embargo, este es el axioma por excelencia de la geopolítica multipolar que podría llevar a la creación de un bloque militar contrario a la OTAN. Por ejemplo, Rusia e Irán han fortalecido sus lazos y podemos hablar de una alianza ruso-turco-iraní en Siria. Rusia y China están realizando ejercicios militares conjuntos, mientras parece que la OTAN se está resquebrajando. Todo esto había sido pronosticado hace años, pero podemos decir que el sistema multipolar todavía no ha surgido: apenas se está construyendo.
Estamos apenas transitando de la unipolaridad a la multipolaridad.
Los defensores de la unipolaridad y los globalistas quieren frenar o socavar este proceso y por eso han relanzado sus viejos proyectos dándole el nombre de Great Reset (Gran Reinicio), que no es otra cosa que el último suspiro de la unipolaridad agonizante contra la naciente multipolaridad. Las ideas que ha expuesto Schwab en el Foro Económico Mundial de Davos y la consigna de Joe Biden de “Reconstruir todo, pero mejor” hacen parte de la agenda globalista. Los globalistas no solo están en guerra con los representantes de la multipolaridad en los EEUU como Trump y los trumpistas (que insisten en los valores estadounidenses y en el sistema político de estadounidense frente a la visión globalista sobre el futuro de los Estados Unidos), sino que también atacan a Putin, Xi Jinping, los iraníes, Erdogan, Orban, Europa del Este y todos los que se oponen a su proyecto. Y es solamente cuando tomamos en cuenta todo esto que podemos entender el presente: hemos llegado a un momento en que por fin surge la multipolaridad y los globalistas, después de la fraudulenta victoria de Joe Biden en los Estados Unidos, quieren detenerla a toda costa.
Alexander Markovics: Ya que tocamos el tema de la demonización de la multipolaridad, resulta interesante que muchos analistas occidentales digan que estamos viendo más bien el nacimiento de una nueva bipolaridad que enfrenta a Occidente contra China, debido a que tanto Rusia como los Estados musulmanes son incapaces de crear una civilización autónoma. ¿Usted cree que China ocupará el puesto que dejo vacante el hundimiento de la Unión Soviética?
Alexander Dugin: Creo que es un razonamiento muy débil y no tiene nada que ver con la realidad. No hay duda de que China es actualmente el polo más fuerte que se opone a la hegemonía occidental, pero carece de muchos elementos para convertirse en una alternativa a Occidente. El ejército chino es muy débil y China nunca ha formulado una visión y un sistema de valores universal que pueda adoptar toda la humanidad, como si lo hemos hecho los rusos. Sin embargo, considero que China es el polo económico y civilizacional más fuerte de todos, pero solamente es un polo entre muchos otros. China es incapaz de resistir la presión de los globalistas si no cuenta con el apoyo de otros polos independientes, por lo que podemos decir que depende de ellos en cierto modo. Es por eso que los chinos están haciendo alianzas con varios países musulmanes, africanos y latinoamericanos. Estas alianzas incluyen a la la Rusia de Putin, pues contamos con armas nucleares, vastos recursos naturales y, lo más importante, una larga tradición política e histórica de resistencia contra Occidente.
Rusia es casi un polo autónomo a un nivel militar y cultural, y es absolutamente indispensable a la hora de construir un mundo post-unipolar. Creo que Rusia y China casi se han convertido en polos autónomos. Por lo tanto, podemos hablar de tres polos: uno occidental y dos no-occidentales. No es un regreso a la bipolaridad, sino el nacimiento de una tripolaridad. Sin embargo, no podemos decir que solamente existe la tripolaridad, porque existe una enorme población musulmana que, debido a grandes diferencias ideológicas, no puede ser asimilada por Occidente y mucho menos seguir el camino chino o integrarse al modelo ruso, que es cristiano y ortodoxo. El Islam es un cuarto polo que debemos tener en cuenta. La India, con sus 2.000 millones de habitantes y su dinámico desarrollo económico-industrial, que va acompañado de la afirmación de su propia soberanía, será sin duda otro polo en el futuro. Es posible que América Latina y África también sigan este camino. Por lo que podemos hablar de más de dos polos y China es, sin duda, la potencia económica más importante de todas. Sin embargo, China comparte su liderazgo con Rusia en ciertas cuestiones.
Eso se nota en el Gran Proyecto Euroasiático que es liderado tanto por Xi Jinping como por Putin; los líderes rusos y chinos insisten en la necesidad de cooperar los unos con los otros para que por surja la multipolaridad. No aspiramos a una nueva bipolaridad entre Rusia y Occidente o entre Occidente y China, es una perspectiva poco realista y no es muy prometedora a la hora de luchar contra la unipolaridad, la cual sigue siendo el patrimonio de los Estados Unidos, que es mucho más fuerte individualmente que China y Rusia. Por lo tanto, para hacer que la multipolaridad sea una realidad es necesario recurrir a las fortalezas que cada uno tiene: es algo muy parecido a los que sucede en la película del Mago de Oz. Si no puedes alcanzar tu meta solo, entonces formas un grupo y todos juntos recorren el Camino Amarillo hasta llegar a la Ciudad Esmeralda. Todos los protagonistas carecen de algo: el corazón, la valentía, el cerebro, etc., pero cuando trabajan todos juntos son capaces de lograr lo que individualmente no pueden: esa sería nuestra estrategia. Rusia puede aportar su poder militar, además de sus vastos recursos, territorio y experiencia histórica; China cuenta con un poderoso sistema financiero y una cultura milenaria; los Estados musulmanes tienen una enorme voluntad política y religiosa que esta dirigida a luchar contra los infieles y seguidores del Dajjal (2); India posee una civilización contemplativa que se centra especialmente en las visiones interiores del espíritu; América Latina se encuentra en estos momentos construyendo una nueva identidad por medio de una cultura bastante dinámica; África tiene una enorme población y una creciente economía que la está llevando a redescubrir las múltiples identidades de su continente. Todos están intentando a su manera combatir la hegemonía del Occidente moderno/posmoderno de una manera específica, no porque quieran destruir a este último, sino porque son defensores de la multipolaridad. Occidente también puede ayudar a crear la multipolaridad, mediante la defensa y desarrollo de su propia identidad; por supuesto, esta identidad no es la único, pues Occidente es solo una parte de la humanidad, no el telos de la misma (3). La humanidad no tiene como destino convertirse en Occidente.
La humanidad está conformada por múltiples civilizaciones y eso significa que la multipolaridad tiene varios teloi.
Es por eso que podemos hablar de una pluriversalidad teleológica y un pluriverso de diferentes visiones pluricéntricas donde cada telos debe desarrollarse de modo distinto. U Occidente acepta la existencia de esta pluriversalidad teleológica o todos los demás pueblos deberán destruirlo; aunque tal guerra no va dirigida exactamente contra Occidente, sino más bien contra los globalistas. La multipolaridad es una nueva forma de reorganizar la geopolítica, la cultural y la realidad estratégico-militar. Ya que la multipolaridad es una idea, es posible que existan defensores de la misma dentro de Occidente que sean enemigos del globalismo y el Great Reset encarnado en la dictadura del liberalismo de extrema izquierda que nos quiere imponer un nuevo tipo de totalitarismo por medio de la tríada del Big Data, la Big Tech y la Big Finance. Existen en Occidente muchas tendencias que luchan contra estas ideas y podemos aliarnos con ellas. En cierta forma se trata de los defensores de la multipolaridad en Occidente. Claro, Occidente puede ser un polo muy influyente dentro de la estructura multipolar, incluso puede ser el polo más importante de todos; eso sí, debe aceptar esta nueva organización de la realidad internacional. Joe Biden, Kamala Harris y la nueva administración de los Estados Unidos tienen una idea muy diferente: imponerle a toda la humanidad la unipolaridad. Quienes se resistan serán considerados delincuentes y serán juzgados y tratados como tales. Es por eso que nuestra guerra no es contra los Estados Unidos, sino contra ese grupo de usurpadores fraudulentos que han llegado al poder. Ellos robaron las elecciones y secuestraron a esa nación. Por eso deberán pagar por sus crímenes.
Alexander Markovics: Es interesante que defienda la creación de un polo autónomo para la civilización islámica dentro del mundo multipolar. En Occidente se rechaza esta idea y los partidos populistas tienden a creer que el Islam es un bloque monolítico que no tiene diferencias internas. ¿Sería tan amable de profundizar en este tema?
Alexander Dugin: Occidente tiene una percepción del Islam muy errónea, empezando por el hecho de que es una civilización que tiene muchos matices. Es verdad que todos los musulmanes comparten muchos aspectos y podemos decir que son una civilización independiente, pero dentro de esta civilización existe una rama chiíta (4) que es enemiga de los radicales sunnitas, siendo los chiítas la segunda corriente más grande dentro del Islam: representan alrededor del 13% de todos los musulmanes, siendo Irán su actual epicentro. Los radicales sunníes (5), agrupados alrededor del wahabismo (6) y el salafismo, no consideran que los chiítas sean musulmanes y los llaman takfiries (7) que han traicionado la fe. Así que este grupo no considera el chiísmo como parte del Islam y esta es sin duda una profunda grieta dentro de la civilización islámica. Existen varios epicentros dentro de esta civilización: Irán es el polo por excelencia del chiísmo, mientras que Turquía es el polo más importante del Islam sunní, debido a su identidad y al imperialismo otomano. No obstante, estas no son las únicas versiones que existen del Islam. Podemos hablar de una versión saudí del Islam que existe al interior de los Estados del Golfo y que es muy diferente a las demás. También existe una forma de Islam egipcio que difiere en varios aspectos del Islam saudí y turco, y existen otras formar particulares de Islam en el Magreb, Pakistán e Indonesia. Incluso podemos hablar de un gran número de musulmanes en la India. Por lo tanto, existen varios polos dentro del Islam y existen formas de Islam que hacen parte de civilizaciones muy diferentes: en Rusia existe una forma muy particular de Islam euroasiático que hace parte de nuestra identidad, mientras que en China existen algunos grupos musulmanes no uigures que son muy distintos y están perfectamente integrados dentro de la sociedad china. También existe un Islam que hace parte de la civilización de la India.
El Islam es muy diverso y es por eso que esa imagen caricaturesca de un Islam único, que tiene por misión destruir la civilización occidental a través de ISIS (un grupo terrorista prohibido en Rusia) junto con otros grupos salafistas extremistas, es completamente falso, aunque tenga algunas premisas reales. En primer lugar, esta imagen fue creada por los globalistas que quieren convertir al Islam en el enemigo de Occidente con tal de luchar contra él. Francis Fukuyama habla de una especie de “islamo-fascismo”, un concepto completamente falso y erróneo que se ha convertido en la herramienta por excelencia de los globalistas para unificar a Occidente en harás de luchar contra un enemigo imaginario. Tal cosa no existe. Solo podemos hablar de la existencia de grupos salafistas dentro del Islam que en algún momento fueron utilizados por la CIA y los Estados Unidos de América durante la Guerra Fría por razones geopolíticas. Estos grupos atacaron las tendencias pro-soviéticas dentro del mundo islámico y se encuentran todavía bajo el control de estos organismos. Además, son utilizadas para provocar y llevar a cabo atentados terroristas que tienen como resultado apoyar ciertas decisiones de carácter político y económico al interior de las sociedades occidentales o en otros lugares. Por ejemplo, durante la guerra de Chechenia, Estados Unidos y la CIA apoyaron a estos salafistas y grupos islámicos radicales con tal de atacar a Putin. En ese momento eran presentados como héroes, pero después de que atacaron a los Estados Unidos los empezaron a retratar como terroristas y demonios. Podemos decir que es una forma hipócrita de hablar del Islam.
Otro problema es el hecho de que los musulmanes que viven en los Estados Unidos o Europa han perdido su identidad, especialmente porque se han roto todos sus lazos culturas y sociales. Ellos han sido integrados a una civilización totalmente degenerada y perversa, y eso los ha llevado a perder su identidad y ahora son una especie de seres intermedios o monstruos, pues no son ni musulmanes ni occidentales, sino algo distinto. Es por eso que se aferran a un Islam pervertido y artificial que no es el Islam tradicional, pero este Islam tampoco es compatible con la civilización occidental. Es una especie de Islam público o marca comercial que podemos llamar un simulacro (8). Este simulacro es una especie de forma degenerada del Islam que se encuentra fuera de sus límites naturales. No obstante, no podemos culpar a los inmigrantes islámicos de esto: el problema es el sistema liberal, es decir, el proceso de globalización que ha desarraigado a millones de musulmanes pobres y los ha arrojado al infierno occidental donde han perdido su identidad. Nuestra tarea debe ser convencerlos de que regresen a sus países para que puedan florecer, prosperar y construir su propia sociedad o civilización. Y eso no se debe a que los inmigrantes sean malvados en el fondo, sino que se vuelven malos al ser llevados lejos de sus hogares y ser implantados en otras partes. Tenemos que ayudar a que se salven y no solo salvarnos nosotros de ellos. Ahora bien, si buscamos que estos inmigrantes vuelvan a sus raíces, entonces las sociedades occidentales también deben hacer lo mismo.
Nuestra misión no es liberar a los occidentales de los musulmanes, sino liberarnos mutuamente del globalismo. ¡Debemos liberarnos del globalismo, el liberalismo, Joe Biden, Kamala Harris, el Partido demócrata, Facebook, Google, Twitter, Instagram, Tiktok, la OMS y de todos los lideres liberales que existen! Debemos vencerlos y destruir a la élite financiera y política mundial. Los musulmanes y los europeos, los verdaderos europeos, aquellos que están arraigados en una identidad específica, tienen que luchar junto con nosotros contra este enemigo común. Solo después podremos aspirar a equilibrar y pacificar nuestro mundo ya sin la existencia de una la potencia marítima hegemónica.
Alexander Markovics: ¡Muchas gracias por la entrevista!
Notas:
1. Narendra Modi es el presidente de la India desde el 2014. Fue durante su mandato que la “mayor democracia del mundo” se unió a la Organización de Cooperación de Shangai y adoptó medidas en contra de la inmigración masiva. Sus críticos liberales lo acusan de querer convertir a la India en un Estado confesional hindú que lo aleja del secularismo impuesto por la Corona británica durante la época colonial.
2. El Dajjal es el falso mesías dentro del Islam. Según la escatología islámica aparecerá antes del Día de la Resurrección y llevará a la gente por el mal camino hasta que finalmente sea asesinado por Jesús. Es el Anticristo de los musulmanes.
3. Telos es una palabra griega que significa meta. Se usa dentro de la filosofía y la retórica, para hablar de un objetivo o propósito. La teleología es una doctrina que describe las acciones y los procesos de desarrollo que tienen una finalidad. Aristóteles dice en la física que el motor inmóvil es quien traza la meta de todos los seres: esta idea tuvo mucha influencia en la cosmología europea.
4. El chiísmo es la segunda corriente religiosa más importante dentro del Islam, y comprende alrededor del 13% de todos los musulmanes. El centro del chiísmo se encuentra en el actual Irán.
5. Grupo religioso más abundante dentro del Islam. El nombre deriva de la palabra árabe sunna, que significa costumbre, tradición. Sus seguidores suelen contrastar con los chiíes como colectivo, pero también hay varias orientaciones doctrinales dentro de los suníes en lo que respecta a la enseñanza de las normas y la dogmática.
6. El wahabismo es una rama moderna y purista del islam suní fundada por Ibn Abd al-Wahhab. El wahabismo tiene su epicentro dentro de Arabia Saudí. Los wahabíes se llaman a sí mismos salafíes (del salafismo). Las redes terroristas de ISIS y Al-Qaeda son representantes de esta corriente. Ambas organizaciones están prohibidas en Rusia.
7. El takfir es la práctica legal islámica de acusar a un musulmán de apostasía y declararlo infiel. La fatwa es pronunciada por un erudito o tribunal islámico. Al igual que la excomunión, sus consecuencias pueden ir desde la exclusión social hasta la muerte.
8. Simulacro es una distorsión de una cosa real o imaginaria. Fue un término usado por el filósofo atomista Lucrecio y luego retomado por la teoría posmoderna de los medios de comunicación para describir mundos virtuales ilusorios que hacen imposible distinguir entre el original y la copia, la realidad y la imagen. La trilogía de Matrix (1999) es la adaptación visual más conocida de esta teoría filosófica.
Traducción de Juan Gabriel Caro Rivera