Entrevista del grupo il Talibane a Alexander Dugin

Traducción de Juan Gabriel Caro Rivera

No existe el viento para nosotros

No existe el tiempo

Para los que cantamos

Con voces claras

No existe el tiempo para nosotros

Y ya no sopla el viento

Para quienes navegan este negro mar

Pero si la vida se convierte en una tormenta, entonces que así sea

Leemos y vivimos lo que leemos, temblamos y se nos eriza la piel. Vivimos en medio de un torbellino de acontecimientos que hacen añicos nuestro corazón y es precisamente nuestra alma quien nos ayuda a encontrar el Orden dentro del Caos, el Amanecer en medio del Atardecer. Nuestra época esta caracterizada por dos fenómenos opuestos, pero complementarios: la tecnocracia y el populismo.

La tecnocracia produce la homologación Política dentro del sistema Liberal, creando el conocido problema del Pathos de la Técnica que también causa otros problemas como los que producen los partidos de masas, que a su vez generan la pos-democracia totalitaria cuyo corolario es la crisis social y económica que hoy enfrentamos.

El populismo, por el contrario, es un fenómeno que nace de una compleja reacción dialéctica la cual mezcla los sentimientos más íntimos con la búsqueda de una dimensión humana más directa que finalmente conlleva toda una serie de perversiones sociológicas poco constructivas que impiden el nacimiento de una Nación compuesta por muchos Pueblos.  Se trata de una cuestión que es extremadamente compleja, por no decir problemática.

¿Cuál puede ser la cura? Al parecer sería la constante y paciente búsqueda de una dimensión metapolítica mucho más sana que permita la defensa de los Pueblos, siendo este uno de los pilares de nuestro constante e infatigable trabajo. Desde esta perspectiva los pensadores destacados y los nuevos movimientos emergentes aparecen frente a nosotros de una forma nueva y vespertina.

Estas son las razones por las que entrevistamos a Aleksandr Guélievich Duguin, nacido en 1962 y que es un conocido filósofo y politólogo ruso desde que escribió su libro Fundamentos de geopolítica, el cual fue publicado en 1997: “En principio, Eurasia y nuestra tierra, es decir, Rusia, siguen siendo el centro de la revolución antiburguesa y antiamericana. […] El nuevo imperio euroasiático será construido en un principio sobre un enemigo común: el rechazo del atlantismo, de la estrategia de dominación estadounidense y el ataque contra los valores liberales. Este es el principio que impulsará la unión política y estratégica de nuestra civilización”.

Profesor Dugin, muchas gracias por aceptar esta entrevista. La “cuarta teoría política” que usted expone es una alternativa a la teoría política liberal. En su opinión, y a la luz de lo que ha estado sucediendo durante estos dos últimos años, ¿cree que se están produciendo cambios dentro del liberalismo? De hecho, usted habla de la existencia de un liberalismo 2.0, ¿o se trata acaso de una nueva fase del postmodernismo?

Creo que es necesario estudiar el desarrollo histórico del liberalismo, pues este ha atravesado por muchas etapas. No obstante, siempre ha tenido una constante y es la de liberar al hombre de todas sus identidades colectivas. Este proceso de destrucción de las identidades colectivas comenzó con la Reforma Protestante en su ataque a la Iglesia Católica, luego llevó a la creación de los Estados nacionales que rechazaron el concepto del Imperium y finalmente hemos llegado a la destrucción de los Estados nacionales y la liquidación de nuestra identidad sexual. La pandemia del Covid 19 durante estos últimos años no ha hecho sino acelerar este proceso de destrucción de la naturaleza humana. Por supuesto, tal cosa solo puede ser lograda por medios democráticos, pero adoptando esquemas dictatoriales. Esto ha incrementado las tensiones ente los países occidentales globalistas y liberales que están en contra de los países no europeos como Rusia. Sin embargo, se trata de una rebelión en contra de la naturaleza y la Gran Reconstrucción (Great Reset) está siendo contestado por el Gran Despertar de los pueblos que, desde diferentes dimensiones, se opone al proyecto inhumano del transhumanismo.

Usted habló de la importancia del pueblo y el populismo en una entrevista que le hizo Paolo Becchi. ¿Qué piensa sobre Italia?

Pienso que Italia estuvo a la vanguardia de la creación de una forma de populismo integral con el triunfo de un gobierno verde-amarillo que unió el populismo de derechas de la Liga con el populismo de izquierdas del Movimiento Cinco Estrellas; este primer gobierno fue la expresión de un verdadero populismo integral, pero no duró mucho y sus representantes traicionaron muy rápidamente su misión. Sin embargo, el legado de esta unión entre la izquierda y la derecha antiliberales en contra del liberalismo 2.0 sigue siendo importante. Sólo a través de esta unión se puede hacer frente a un sistema que intenta dividirnos en dos mitades y es precisamente por medio de esta estrategia que se puede ganar. En ese sentido, creo que el nuevo movimiento de Diego Fusaro, “centro de gravedad”, que ha fundado junto con mi amigo Giulietto Chiesa y el canal Bio Blu, opuesto al gobierno del liberalismo financiero encabezado por Draghi y a su dictadura sanitaria (la cual ha impuesto un terrible totalitarismo), es un primer paso. Italia ya no está a la vanguardia, pero ha sido capaz de generar un importante antecedente que tiene sus méritos y errores.

Su libro Etnosociología ha sido publicado recientemente en italiano y es una obra imprescindible para todo aquel que estudie el etnos de los pueblos. ¿Qué es la etnosociología y cuál es su importancia para los movimientos identitarios?

Mi libro Etnosociología es uno de los trabajos más importantes que he escrito y en él proporciono varias herramientas conceptuales para entender el desarrollo de las identidades colectivas en todas sus formas y aspectos estructurales, sincrónicos y diacrónicos. El libro también analiza la jerarquía de las identidades colectivas partiendo del etnos de los pueblos arcaicos los cuales estaban compuestos por estructuras igualitarias tal y como son estudiadas por Marx y Engels. Cuando estos etnos se encuentran con otros etnos aparecen sociedades mucho más estructuradas que gradualmente adquieren una forma más jerárquica convirtiéndose en pueblos. El Estado-nación nace del individualismo que poco a poco va destruyendo las identidades nacionales para crear una sociedad civil que, dentro del marco de la postmodernidad, se convierte en una post-sociedad.  No obstante, el etnos no cambia a pesar de que se haya transformado, por lo que nunca muere y persiste incluso dentro del marco del liberalismo 2.0. Este es el fenómeno que hoy estamos viendo en la sociedad actual: la resistencia de los identitarios es posible porque aún quedan los restos de su antiguo etnos y eso es lo que los sigue haciendo humanos.

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