Google debe ser destruido

Hoy vamos a hablar sobre Google. Nos encontramos en vísperas de un acontecimiento muy importante: la demanda que el canal de televisión Tsargrad ha hecho en contra de Google por haber eliminado su canal de YouTube parece que tendrá un resultado positivo. Un tribunal ruso ha avalado los reclamos de Tsargrad en contra de esta compañía. Mientras tanto, el gobierno ha emitido una serie de decretos que ordenan que los medios de comunicación extranjeros deben cumplir con la legislación rusa cuando realizan sus actividades dentro de nuestro país. Por lo tanto, si Google sigue operando en Rusia, significa que será controlado por el Estado. Esto no sólo implica que Google tendrá que restaurar la cuenta del canal de Tsargrad, con un millón de suscriptores y compensar los daños materiales causados, sino que además deberá restaurar mi canal educativo, así como las cuentas de Katechon, Geopolitika.ru y todos aquellos canales que los globalistas, alentados por el hecho de que gozan de una impunidad total, se dedican a cerrar sin previo aviso.
Por lo tanto, de ahora en adelante todo contenido que Google/YouTube provea será censurado en Rusia y lo que el Estado considere inapropiado será eliminado. En cambio, aquello que no contradiga la legislación rusa será permitido. Esto significa que será prohibida la propaganda LGBT, las perversiones sexuales, la transexualidad y las familias del mismo sexo. Ya se ha comenzado a eliminar a algunos agentes extranjeros y sus organizaciones han sido consideradas como terroristas, por ejemplo, las estructuras que apoyan a Navalny. Tampoco se permitirá que YouTube pase videos que muestren a hombres vestidos de mujeres agitando banderas anaranjadas en las embajadas de Estados Unidos y la UE. Todo eso corrompe a los niños rusos. “Google” deberá atenerse a esto y de ese modo dejar de pasar su propaganda basura en Rusia. Claro, se podrá buscar todo eso, pero jamás se encontrará.
Entonces, ¿qué hará Google? Y no solo Google, sino también YouTube, Twitter, Facebook, TicToc e Instagram. Ya no serán ellos quienes determinen que se puede o no compartir. O al menos eso no sucederá en Rusia, los demás tienen que solucionar sus propios problemas. De todos modos, estas herramientas de búsqueda que corrompen la moral e imponen una ideología liberal patológica y extremista a todos los pueblos del mundo están siendo prohibidas en muchos países como China, Irán, Turquía y el mundo árabe. A mayor soberanía, menor poder de Google. Y lo mismo va para “Twitter” que, dirigido por el drogadicto y loco de Jack Dorsey, ha prohibido unilateralmente la cuenta del presidente Trump. Y mucho antes había prohibido la mía.
Rusia no es la única que está prohibiendo estos medios. Desde hace bastante tiempo atrás estos servicios de comunicación – ebrios de arrogancia y comprometidos ideológicamente con la perversión a la hora de imponer una rígida censura en contra de todo lo normal, lo sano y tradicional, además de ser impulsados por un total desprecio por la soberanía nacional – se han dedicado a violar toda legislación. La pregunta no es por qué nos enfrentamos a esta escoria globalista, sino por qué esto no sucedió antes. Más vale tarde que nunca.
En caso de cumplir con las normas, podrán continuar trabajando y haciendo lo que hacen, alojando los contenidos de canales como Tsargrad y otros medios patrióticos de forma inocente, neutral, decente, especial y razonable. Y no nos pueden prohibir que decir. Más bien seremos nosotros los que decidiremos eso. Cuando seamos invitados, las cosas serán diferentes. Cada uno tendrá derecho a fijar sus leyes y reglamentos. Pero no podrán aplicar sus ideas a nosotros.
No creo que estas fuerzas tóxicas (que se encuentran completamente impregnadas de la ideología de género, la transexualidad y el posthumanismo) acepten semejantes términos. Sería un engaño pensar lo contrario.
Lo más probable es que terminemos eliminando estos servicios. Esto sin duda generará un escándalo. Sin embargo, cosas similares han sucedido en China, Irán y Turquía. Por lo que puede que nos invada el silencio, pero eso no importa, ya que lo importante no es el silencio o el ruido, sino elegir entre Rusia o YouTube. No obstante, nuestra elección es clara. El pueblo ha elegido conscientemente a Rusia. Además, es posible inventar elementos análogos a los servicios de alojamiento, los motores de búsqueda y de vídeo occidentales, siempre y cuando no se robe los fondos asignados.
Eso hace parte de la tristeza rusa, por lo que es muy probable que comencemos a vivir una vida sin Google.

Pero Google no es necesario, no necesitamos un sistema de búsqueda que sólo nos presenta lo que ellos quieren y cuyo contenido no es saludable o estimulante para el ser humano. Lo único que nos provee este sistema es pura basura, por lo que no tendremos problemas cuando nos deshagamos de él. Sólo nos preocupamos por sacar la basura y por el hecho de que las leyes rusas se apliquen en Rusia y que las personas en nuestro país miren, compartan, busquen y publiquen las cosas que ellos crean o que compartan algo que no crearon, pero dentro de un cierto marco…
Traducción de Juan Gabriel Caro Rivera