LA METAFÍSICA DE LA GUERRA INFORMATIVA

La guerra mundial informativa ha alcanzado su apogeo y hoy varias versiones sobre la realidad están chocando abiertamente entre sí. Ahora vemos como las sociedades e individuos eligen en qué realidad desean crear y vivir. Tal idea va en contra del materialismo “de viejo cuño” que defiende la existencia de una única realidad posible, mientras que considera que los seres humanos solo difieren en sus interpretaciones o descripciones de la realidad. Esto significa que algunos dicen la verdad y otros no, por lo que tales papeles se intercambian constantemente y el problema radica en quién creer y en qué momento hacerlo. No obstante, no es así ya que la realidad – tal y como la plantean los fenomenólogos y estructuralistas – no es más que un producto de la consciencia humana. La realidad no existe como algo independiente del significado o ser que nuestra consciencia tiene de la misma. Por lo tanto, la guerra informativa no es solo un choque de interpretaciones sino también de consciencias. Existen tantas realidades como estructuras o consciencias colectivas existen. Por lo que podemos decir que existen tantos acontecimientos como interpretaciones. El materialismo vulgar y no filosófico rechaza tales tesis, ya que afirma inquebrantablemente su dogma de que la realidad es independiente de las ideas que creamos sobre ella. Mientras ellos sigan pensando de esa manera, serán objetos, y no sujetos, de la guerra informativa que hoy se está librando, pues la realidad es un producto de la consciencia.

La unipolaridad y el globalismo solo reconocen la existencia de una forma de consciencia: la liberal y occidental. Es precisamente esta forma de consciencia la que construye la realidad, dictándonos que es lo bueno y lo malo, lo que existe y lo que no existe. En cambio, la multipolaridad afirma la existencia de formas de consciencia que difieren significativamente de la consciencia liberal occidental, lo cual, filosóficamente hablando, implica que la realidad es policéntrica. La información no es más que el resultado de la percepción de nuestra consciencia sobre la realidad. Es precisamente por esto que son los filósofos, y no los periodistas o militares, quienes están en el centro de esta guerra informativa. Únicamente es soberano quién construye y organiza la realidad que lo rodea. La realidad depende de las ideologías que cada uno sigue, por lo quienes están a favor del globalismo y la unipolaridad celebrarán como las mujeres, niños y ancianos palestinos son reventados por las bombas. Además, para ellos Zelenski es un luchador por la libertad que combate el malvado imperialismo ruso que hoy ataca a los ucranianos. Claro, las pruebas y argumentos que proporcionan la Casa Blanca, CNN y las Fuerzas Armadas de Israel son irrefutables. Quienes defienden la hegemonía estadounidense están a favor de los nazis ucranianos, el bombardeo de Israel a los hospitales en Gaza y consideran que Rusia es la culpable de todo lo que acontece. Tales afirmaciones están basadas, como de costumbre, en documentos, pruebas, opiniones de expertos, etc. El problema radica en que el mundo ya no es objetivo.

Traducción de Juan Gabriel Caro Rivera