TEATRO Y/O MENTIRA

El día 27 de octubre de 1672 es considerada la fecha en apareció el teatro ruso, pues fue en este momento cuando por primera vez en nuestra historia fue representada una obra teatral en la Mansión de la Comedia, situada en la calle de Preobrazhenskoye, Moscú. Este edificio fue construido por orden del zar Alexei Mijáilovich para servir exclusivamente a este fin. Los actores eran alemanes que fueron contratados en el Barrio Alemán y la obra fue actuada en este idioma. El drama estaba basado en una interpretación luterana de cierta historia bíblica y llevaba por título “Comedia acerca de cómo Artajerjes ordenó ahorcar a Amán apetición de la reina y bajo las instrucciones de Mardoqueo”.
El espectáculo fue dirigido por un predicador protestante, hijo de un farmacéutico. Se trato de un espectáculo desconocido, tedioso y al parecer repugnante, pues tras la muerte de Alexei Mijáilovich la Casa de la Comedia fue demolida por ser “impía” bajo las órdenes del zar Fiodor Alexeyevich, hijo de Alexei, que era mucho más tradicionalista. El primer intento de modernizar las costumbres rusas fue un fracaso.
No obstante, con Pedro el Grande volvieron a representarse escenas teatrales que se burlaban de la moral, la piedad popular, el sentido común y los gustos de los rusos. Basta decir que a partir de este momento no han cesado de introducirse dentro del teatro toda clase de elementos soeces que no provocan más que asco.
Una observación cuidadosa del teatro ruso contemporáneo nos permite rastrear las raíces del mal actual hasta estas fechas.
El mismo título de “Comedia acerca de cómo Artaserxes ordenó ahorcar a Amán apetición de la reina zarina y bajo las instrucciones de Mardoqueo” resulta insípido, cruel y absoluta irrelevante: solo busca burlarse de las costumbres rusas. El teatro ruso tuvo un comienzo terrible y hoy en día simplemente se está llevando estas ideas hasta sus últimas consecuencias.
Sin embargo, ¿y Stanislavsky? Stanislavsky es maravilloso sin duda, pero sus obras están unidas de forma inextricable al ambiente cultural de la Edad de Plata: no podemos comprender sus obras si lo desligamos de él. Si queremos entender lo que Stanislavski puso en escena y continuar con su legado, entonces debemos dejar de lado a los alemanes de Slobodka y la bohemia liberal degenerada del mundo actual, y, por el contrario, abrazar la cultura rusa y el Logos ruso. Debemos conocer tanto la historia rusa como su semántica: todos los creadores, poetas y actores de la Edad de Plata siguieron este camino.
El teatro de Stanislavsky expresa el misterio ruso, transmite sus significados y paradojas, al igual que su dialéctica y el abismo que lo acompaña. No se puede hacer teatro ruso sin primero amar de forma apasionada a Rusia. Fue así que nació el verdadero teatro ruso, el cual resplandeció incluso en el periodo soviético (cuando las tradiciones de la Edad de Plata consiguieron conservarse mal que bien) y a pesar del atolladero al que llevó el materialismo marxista. No obstante, esta chispa se fue apagando hasta que, en los últimos años de la URSS, retorno el espíritu de la comedia… Finalmente, todo se derrumbó.
La auténtica cultura teatral rusa la encontramos en la Edad de Oro y la Edad de Plata, y solo a partir de allí podremos comprender todo lo demás.
Por supuesto, el teatro tiene una importancia cósmica. No debemos olvidar que durante la Edad de Plata se estudiaba el drama antiguo: artistas como Innokenty Annensky, Dmitri Merezhkovsky, Faddee Zelinsky, Vyacheslav Ivanov y muchos otros grandes poetas y pensadores se dedicaban estudiar y traducir a Esquilo, Sófocles y Eurípides. Tales traducciones fueron necesarias para que el Misterio Ruso emergiera: se convirtieron en nuestro fundamento y fuerza vivificante. Además, fue en ese momento cuando los rusos descubrieron el drama existencial de Maeterlinck, Ibsen y Strindberg.
Los rusos fueron capaces de crear un teatro autentico, metafísico, sagrado y absoluto donde nuestros genios teatrales vivían, creaban y dramatizaban muchas obras. Su objetivo era hacer que el teatro ruso formara parte del gran teatro mundial, es decir, unir el teatro y el destino de Rusia a la tragedia que experimenta la humanidad.
El verdadero teatro requiere de grandes esfuerzos, pues todas las artes deben en su creación: la poesía, la música, la danza, la pintura, la arquitectura, la filosofía, el pensamiento y el espíritu humano. El teatro inepto no es otra cosa que el triunfo de lo perverso y lo repulsivo. Lamentablemente, el teatro ruso nació de él y al parecer ha retornado a su origen.
El teatro es mucho más importante que la vida cotidiana, pues es el quien nos enseña las leyes, normas, horizontes y reglas que debemos seguimos. Solo un teatro verdaderamente ruso podrá transformar nuestra realidad.
Traducción de Juan Gabriel Caro Rivera